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Basta de embargo de EEUU contra Cuba

malecon-habaneroPor: Chen Weihua

Había soñado con visitar Cuba durante mucho tiempo. Nunca pensé que finalmente haría dos viajes allí en menos de 10 días.

Tuve una mala experiencia en 2005, al resultarme imposible viajar a la Isla, porque mi visa J otorgada por el Departamento de  Estado de EEUU no me permitía regresar a este último directamente desde Cuba. Por tanto, en esta ocasión, aunque tenía  visa diferente, tuve el cuidado de elegir una agencia de viajes que me vendió una tarjeta turística cubana.

Mi hija y yo pasamos algunos días en Ciudad de México antes de volar a La Habana. Ambos nos sentíamos excitados por la  llegada, quizás mi hija más que yo, pues ella habla español.

Al llegar al Aeropuerto Internacional Jose Martí de La Habana, nos saludó un oficial cubano de inmigración. El joven bien parecido, llamado Han Lei, nos dijo en putonghua fluido que los turistas chinos ya no necesitan visa para entrar en Cuba.

El calor humano se sintió de inmediato. Pasar por Inmigración nunca ha sido agradable, pero en Cuba no hubo mayores problemas.

He estado al tanto de Cuba por muchos años y he escrito sobre el país, desde una reseña sobre un DVD que abordaba al legendario líder cubano Fidel Castro, a mi oposición al inhumano bloqueo de EEUU.

Pero mi imagen de Cuba antes del viaje provenía sobre todo del álbum de fotos de Jeffrey Milstein, el cual encontré en la librería Barnes and Noble de Nueva York.

Los colores brillantes, la arquitectura fascinante y la gente asombrosa en aquellas fotos no hicieron más que alimentar mi impaciencia por visitar Cuba.

Nos quedamos un hotel frente al Malecón habanero - la amplia costanera famosa como una de los lugares más atractivos del mundo para hacer jogging, con una vista fantástica del océano desde el balcón y con vista a la ciudad desde el dormitorio.

Caminando por la Habana Vieja, el casco histórico, fuimos absorbidos por los edificios de estilos arquitectónicos diversos. Los colores brillantes permiten deducir que muchos de estos edificios han sido restaurados en estos últimos años. Muchos todavía se están renovando, pero incluso los que están pendientes de reparación son igual de encantadores, y hay muchos de ellos en La Habana.

Si bien los niveles de vida de la mayoría de los cubanos siguen siendo bajos, la vida en la calle, como comprobamos explorando desde un estrecho callejó a otro de la Habana Vieja a Centro Habana y de ahí a El Vedado, es rica y vibrante.

Asistimos a un espectáculo de flamenco y escuchamos una descarga de Jazz hasta las 2 de la mañana.

Las calles de La Habana son probablemente las más seguras del mundo, por lo que elegimos caminar hasta el hotel siguiendo la línea del Malecón.

Mucha gente en China probablemente desconozca que los chinos son un grupo étnico importante en Cuba, junto con españoles y africanos. Fueron traídos a Cuba hace más de 160 años, para substituir a los esclavos africanos en las plantaciones de caña de azúcar, después de que el comercio de esclavos fuera prohibido.

Pero en La Habana, uno se topa sobre todo con chinos de sangre mezclada. Una hermosa mujer con un tenderete de artesanía en La Habana Vieja, y que a nosotros nos pareció caucásica, afirmó tener una cuarta parte de sangre china. Lo mismo con un hombre joven, que parecía de origen africano.

Cuba está en un momento histórico crucial, luego de que el 6to Congreso del Partido Comunista de Cuba fijara la agenda para la reforma social y económica. A ese tenor, es posible respirar un ambiente allí similar al de China a finales de los años 70, o principios de los 80, cuando el país emprendió su reforma económica.

Basta con mirar la hermosa línea costera de esta nación del Caribe para comprender que el turismo, si se desarrolla bien, podría ayudar en gran medida a elevar los niveles de vida del pueblo.

Eso, por supuesto, sucederá mucho más pronto, si el Gobierno de EEUU levanta su embargo inhumano contra Cuba, al que se opone hoy casi todo el mundo.