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Alicia Alonso: "Cuando yo bailaba pensaba que estaba dando vida"

Alicia Alonso y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, aquí en 5ª Avenida y calle 32, en los maravillosos Estudios Abdala, en Miramar. Hoy nos acompaña, fíjense ustedes que yo he dejado mi asiento. Es la única vez que lo voy a hacer en toda esta serie, porque yo quería que ocupara mi asiento y así también mañana, el martes que viene, cuando haga el próximo programa, ustedes sepan quién estuvo sentada ahí.

Es un honor, es un privilegio. Me da una emoción..., tengo todo el cuerpo erizado porque tengo delante de mí a una de las personas que más he admirado en toda mi vida. Multitud, millones de cubanos, millones de seres humanos en el mundo la admiran, la quieren, la respetan, la veneran. Está con nosotros nuestra primerísima bailarina. Dicen absoluta, es más que absoluta, es extraordinaria, es lo más grande, es Cuba, es Alicia Alonso. Señora, muy buenas noches, ¡qué privilegio tan grande que haya accedido nuevamente a estar con su amigo Amaury!

Alicia. Gracias, pero qué injusto eres con tanta presentación, qué palabras puedo decir yo.

Amaury. Déjese homenajear, déjese querer por mí que es lo que voy a hacer durante todo este tiempo que estaremos juntos. Hoy, 21 de diciembre, es una fiesta de cumpleaños, un cumpleaños más y a usted siempre le gustan los cumpleaños, siempre ha disfrutado los cumpleaños, la he llamado...

Alicia. Siempre, siempre celebro los cumpleaños.

Amaury. Es una manera de celebrar la vida, ¿no?

Alicia. Es una manera de recordar lo que hemos vivido y lo mucho que tenemos que vivir.

Amaury. Bueno, usted me dijo hace 14 años, en 1996, cuando me concedió el honor de confiar en mí -en aquellos momentos en que nadie confiaba, ahora un poquito más- usted me dijo: Yo voy a vivir 200 años.

Alicia. Y lo estoy cumpliendo.

Amaury. Y lo está cumpliendo.

Alicia. Sí. (risas)

Amaury. Lo está cumpliendo. Yo estoy pensando, porque ya usted me entusiasmó con esa idea también a mí...

Alicia. ...Yo espero, yo no quiero estar sola con esa edad.

Amaury. No, no, yo voy a hacer lo posible, le juro, me voy a cargar de energía de la suya a ver si puedo llegar un poquito más y hacer una próxima entrevista, al menos, dentro de 14 años. ¿Qué ha pasado en su vida en estos últimos 14 años en que nos hemos visto, pero que no hemos estado en televisión juntos?

Alicia. ¿Qué ha pasado?, ¡¿Qué no ha pasado?!

Amaury. ¡Qué no ha pasado! (risas)

Alicia. Hemos hecho de todo. Hemos dado la vuelta al mundo, hemos bailado muchísimo, hemos hecho festivales internacionales de ballet, hemos hecho muchas coreografías. Yo no sé cuántas cosas. La verdad que se me ha olvidado todo lo que hemos hecho. Lo que pasa es que, para mí, lo más importante de mi vida es bailar o hacer bailar.

Cuando yo bailaba, yo daba felicidad, alegría, y sobre todo, pensaba que estaba dando vida, porque como yo la sentía, yo la entregaba y sobre todo, algo muy importante para mí, que creo que a través de las artes en general, de todas las artes, y en especial a través de la danza, el ballet se da una belleza, un sentido de creatividad, un sueño.

Porque piensa la gente: ¡oye, qué difícil es hacer esto! Y otros se olvidan de todos los dolores de cabeza que tienen y van hacia adelante en la vida. Eso es muy lindo, muy lindo.

Amaury. Señora, ahora, este año, a usted le hicieron un homenaje en el American Ballet Theatre.

Alicia. Sí.

Amaury. Un homenaje que fue..., bueno, aquí vimos algunas imágenes  en los noticieros. Para usted ¿qué significó ese homenaje y qué significó el American Ballet Theatre en su vida?

Alicia. Fue muy emocionante el homenaje. Hacía unos cuantos años que ya no iba a los Estados Unidos y el American Ballet, no, el Ballet Theatre, como le llamamos nosotros al principio, el Ballet Theatre y después le pusieron American Ballet Theatre, fue la compañía donde yo empecé como cuerpo de baile y me hice primera bailarina. Ahí hice mi carrera, ya que en Cuba no había compañía de ballet profesional. Eso me dio fuerzas para poder ayudar aquí en Cuba a hacer la Compañía. Compañía de Ballet, lo que hoy tenemos como Ballet Nacional de Cuba.

Al volver allá y a ese teatro donde bailé allí por última vez y al sentir este homenaje, no podría decir con palabras. Soy bailarina, soy artista de la danza, pero no de la palabra. Ojalá que pudiera expresarla mejor. Dicen que el corazón se siente feliz, mi corazón se siente feliz y se supo reír.

Amaury. ¡Ay, Alicia, qué alegría! Todos aquí nos alegramos mucho cuando nos enteramos de que le iban a dar el homenaje. Pero claro, esa pregunta me lleva a recordar cuando usted funda la Academia Alicia Alonso.

Alicia. Años atrás, con Fernando Alonso, que era mi primer esposo. Hicimos la Academia de Ballet Alicia Alonso, para hacer como debían, hasta cierto punto, estudiar los bailarines para profesionales. Entonces como habíamos sufrido en nuestra carne el no poder ser profesionales en Cuba y tuvimos que ir fuera de Cuba para hacerlo, empezamos aquí en la escuela bien duro. A hacer una escuela fuerte para ser profesionales.

Fernando se quedó aquí, yo venía aquí cada vez que tenía vacaciones del Ballet Theatre o cada vez que me podía escapar. Traía el dinero que ganaba y con eso sosteníamos la Escuela y así fuimos creciendo y así fuimos llevando discípulos, porque no admitíamos discípulos por dinero, sino por talento. Había veces que había más discípulos que no pagaban nada, nada, nada, que discípulos que pagaban algo en la Escuela. Pero éramos felices, porque se desarrollaron mucha gente de talento.

Ahí fue la unión de las famosas, después, más adelante, cuatro bailarinas, que se le llamaban "Las cuatro joyas". Dos estaban estudiando en Pro Arte y dos estaban estudiando en escuelas públicas. Las escogimos y vinieron a estudiar con nosotros y ahí se unieron y ahí hacíamos pequeñas funciones en el propio Estudio y recolectábamos dinero para esto. Y en el propio Estudio..., ahí se hizo tanta historia. Dimos funciones en secreto para la Revolución y se recogía ese dinero y se llevaba. Eso fue una parte de la vida nuestra.

Otra parte fue cuando tuve un contrato para ir a California a montar Giselle y Coppelia, y entonces yo me quería llevar a las cuatro bailarinas y me las llevé. Pero entonces, era muy caro el viaje y yo no podía pagarle a todo el mundo. Entonces hicimos una rifa. Se rifaron un par de zapatillas de punta mío y una pintura que yo había hecho, porque yo pintaba entonces, como aficionada, y se rifó, y con eso, pues ayudamos y las madres y los padres de ellos pusieron cierto dinero, y con el que pusimos nosotros y con eso, las pudimos llevar para allá conmigo

Amaury. ¿Y fueron las cuatro? Loipa, Aurora...

Alicia. Las cuatro.

Amaury. Mirta y Josefina

Alicia. Sí, entonces había dos más, Ramona de Sáa y Margarita.

Amaury. Claro, la hermana, la gemela.

Alicia. La gemela.

Amaury. Ahora, usted ha bailado con los mejores bailarines del mundo. ¿Con cuál de esos partenaires se sintió más cómoda? ¿Con quién se sintió así, que recuerda y dice: yo me sentía en brazos de Fulano, más cómoda, más segura?

Alicia. Yo entiendo lo que me quiere decir, pero le voy a decir: si uno está atento, cada uno tenía algo que dar a su compañera y uno tenía también que enseñarle a su compañero. Estábamos siempre intercambiando. Desde luego, cuando alguno era muy joven, como Esquivel, yo le estaba enseñando todo, ¿no?, pero él aprendía porque era muy artista. Esquivel era muy artista... Él, enseguida, era como un secante, enseguida se daba cuenta de todo lo que uno le decía y lo enriquecía él mismo en su proyección, en sus gestos. Cuando yo le decía la reverencia, cuando la tomes, acuérdate que si yo hago así, tú tienes que darme una mano, o sea, le decía el detalle. ¡Oiga!, y él enseguida, no tenía que decirle más nada. Él inmediatamente, por instinto, ya hacía así y ya lo veía usted. Él era un gran artista, fue muy bueno. Él era un jovencito que lo cogimos de la beneficencia y como él tuve un grupito de ellos.

Bueno, yo he tenido muchos, muchos compañeros... Ígor Youskévitch fue compañero mío durante 10 años en el Ballet Theatre. Yo bailé en el Ballet Theatre con él... Cuando bailamos El Cisne Negro" y todo..., únicamente después que hacíamos una función, nos sentábamos y nos poníamos a discutir: esto, lo otro, aquello no salió bien, aquello. Siempre, siempre teníamos discusiones y siempre decía: tu culpa, la culpa... A mí no se me olvidará jamás que un día estábamos haciendo El Cisne Negro y esto es una cosa que pasó muy graciosa: él hizo así en el final yo brincaba, salía corriendo, brincaba y él me agarraba, en un pescado así, yo brincaba así y ¡brum!, en el aire, y él me cogía y seguía caminando conmigo.

Y él me decía: tú da un brinco bien alto, un brinco bien alto, porque yo te cojo, porque él era muy fuerte, porque yo te cojo y yo, bueno, está bien, está bien. Pero bueno, siempre seguíamos y seguíamos y decía: más alto que yo te cojo, más alto. Y ese día, él estaba mirando a una muchachita en la primera fila, que empezaba a coquetear con él y le hacía señitas, y yo no, yo estaba bailando, vi aquello y digo: ay, ¿estará distraído? Seguí bailando, tan, tan, y él siguió y hago así y, ahora lo voy a hacer bien alto, bien alto y diga usted que me cogió por el tutú (risas de Amaury) me cogió por el trajecito en el aire y yo con los pies en el piso y con las manos en el aire mirándolo así, con unas ganas de matarlo. El director de escena nos cerró la cortina y enseguida dijo: ¡no se fajen, no se fajen! Pero no, esa fue la única vez en mi vida que me pasó. Eso fue único con él. Ya después estuvo muy atento siempre, es más, no me quitaba los ojos y sabía dónde yo iba a hacer el piruet y hacía así: ¡ram!, y me agarraba. Hacía las vueltas, las vueltas y me agarraba en el momento.

Amaury. ¿Y usted no se garantizó que la muchachita aquella no fuera nunca más...?

Alicia. No, no, no, porque eso nos pasaba mucho. El propio público se ponía a tratar de llamarnos la atención, jovencitos, tanto hombres como mujeres, en los Estados Unidos hacían eso muy a menudo. Pero yo le hablo... también tuve a André Eglevsky, un hombre muy fuerte, muy musculoso, muy buen compañero también. Johnny Kriza, que era muy ligerito él, muy del estilo norteamericano, así, de playboy, era más ligero, pero yo no bailé mucho con él, bailé un poquito. Está Erik Bruhn, el danés, que era un príncipe, muy elegante. No, yo he tenido compañeros que cada uno me ha dado algo, y yo he podido, pienso, entregarles algo también de mis conocimientos. Hemos intercambiado nuestras experiencias artísticas y ha sido siempre muy útil y muy bueno..., después tuve a Azari Plisetski

Amaury. Azari Plisetski

Alicia. Azari Plisetski que estuvo aquí. Azari Plisetski venía muy jovencito como un bailarín solista, pero aquí se hizo mucho... entendió mucho la escuela cubana, la forma nuestra de bailar, del ballet de Cuba y él lo asimiló muy bien, muy bien, muy bien y fue otra cosa, ya era otro estilo, otra cosa, que yo me acomodaba a él más que él a nosotros. Estuvo Rodolfo Rodríguez, argentino, y estuvo..., no quiero que se me quede ninguno porque todos fueron muy buenos, cada uno tenía sus cosas. Pero el último con quien yo bailé aquí fue... Vladimir Vasíliev.

Amaury. Cuándo hizo Giselle, ¿no?

Alicia.  Hice un Giselle. Eso fue una cosa que... ellos tienen una versión de Giselle y nosotros tenemos otra y él me dijo: son diferentes. Yo le dije: yo lo sé. Dice: pero yo voy a hacer tu versión, e hizo todo, todo, todo, entonces yo tuve que hacer mi pantomima un poco fuerte para nivelarnos, ¿no?. La escena de la locura la tuve que hacer más fuerte, un poquito más fuerte, para poder balancear, pero creo que salió muy bonita la función.

Amaury. Sí, fue una función extraordinaria. Yo creo que a todos los que nos gusta el ballet, estábamos en el teatro. Yo tenía la impresión de que ese teatro estaba más grande que nunca. Alicia, ¿ha cambiado la manera de bailar en nuestros bailarines desde la época en que usted estaba en el American Ballet Theatre cuando fundó la Academia Alicia Alonso, a los bailarines nuevos de hoy? ¿Ha cambiado, aunque sean los mismos pasos, los mismos ejercicios?

Alicia. ¿A qué bailarines?

Amaury. No, los bailarines jóvenes, quiero decir, ha cambiado el estilo, la manera de bailar.

Alicia. ¿Del Ballet de Cuba?

Amaury. Sí, de aquí, de Cuba.

Alicia. Bueno, el Ballet de Cuba ha ido moldeando su estilo. Porque una cosa es aprender los pasos; los pasos, la técnica de los pasos son iguales en todas partes del mundo. Para hacer un paso cuando uno pone los brazos y la fuerza con que uno dirige los brazos y como lo hace..., pero el estilo para llegar a los pasos... Por ejemplo, hay quien pone los brazos así, hay quien pone los brazos asao, o los ponen así, los ponen asao (hace los gestos); no, nosotros los ponemos así (hace los gestos) es otra cosa y el estilo con que se baila el ballet, y hoy en día, usted ve un ballet de una compañía bailando un buen Giselle, y usted lo ve y dice: qué buen Giselle, me gustó. Y usted ve el Ballet Nacional de Cuba y dice: qué buen Giselle, me gustó mucho y  bailan diferente.

Y no cambiamos la historia, nadie cambia la historia, pero es la forma. ¿Cómo podríamos explicarlo? Es como el idioma: hablamos, nos reímos, lloramos, decimos poemas y todo en español. Pero también se hace en inglés, o se dice en otro idioma.

Amaury. Claro, qué lógico, que lógica reflexión.

Alicia. Es el sentido del ser humano, lo que siente lo expresa de forma diferente. Cuando yo les enseñaba a "Las Joyas" a bailar los ballets, porque yo siempre he tenido muy buena memoria y he sido la que he hecho todos los ballets, los he puesto en escena, porque me acuerdo de todo, todo, siempre, los he tenido aquí y lo sigo teniendo aquí (se señala la frente).

Yo me preocupaba que cuando les enseñaba a bailar un ballet, les enseñaba como era el estilo, la mano, la pose, todo eso. Pero yo las observaba. Yo les decía: miren, es un clásico, lo pueden hacer así, pero si quieren, lo pueden hacer así. Les decía: ¿cómo tú te lo sientes? o si quieres puedes poner las dos manos así, entonces ellas escogían inconscientemente en cuáles poses se sentían más cómodas, pero estaban en el estilo.

Amaury. Claro, le daba las opciones.

Alicia. Cada una escogía su propio estilo dentro de lo que yo les decía, pero en el estilo del ballet. Por eso ninguna bailó igual, cada una mantuvo su personalidad, porque dentro del estilo se podían poner de varias formas. Hoy en día yo todavía cuando voy y me pongo en algún ensayo y las veo, me doy cuenta de que son fuertes o son más débiles. La última vez que le tomé un ensayo a Viengsay le dije: ¡espérate!, para Giselle, no, no, y le agregué unos movimientitos, sencillos, nada más de Gisselle, del primer acto e inmediatamente que ella lo hizo, ella misma, automáticamente sintió otra cosa, que después todo el resto cogió su forma, su forma, muy bonita, por cierto, de su último Giselle que bailó, muy bonito.

Amaury. Pero las cuatro Joyas, que con las cuatro usted sabe que yo tuve...

Alicia. Un carácter completamente diferente.

Amaury. Diferentes, pero todas me dijeron en algún momento de sus vidas, que aunque usted les dio todas las libertades del mundo para dentro del estilo moverse, siempre el referente fue usted. Loipa me decía el otro día: sí, Alicia me daba opciones, pero yo siempre decía: voy a hacerlo como más le guste a Alicia.

Alicia. Sí, pero yo les llevaba trucos. Yo les hacía cosas a ellas, yo hacía otras posiciones, a mí me gusta así. El carácter de Loipa no era el mismo carácter que digamos, que el de Josefina. Eran dos bailarinas diferentes o de Mirta Plá que era más aniñada, más así, Josefina era más clásica. Aurora era más fuerte y Loipa era más dramática.

Amaury. Claro, por eso se lo pregunto

Alicia. ¿Usted comprende?

Amaury. Claro, claro.

Alicia. Yo las conocí a las cuatro y en dos segundos le he descrito a las cuatro.

Amaury. Sí, sí, es que lo ha descrito de una manera tremenda (risas). Eso es saber. Ahora, yo le quería preguntar esto: Después que una bailarina tiene, fíjese: la técnica, tiene el estilo, tiene el personaje, de repente ¿qué es lo que la convierte en algo especial?, ese glamour, por ejemplo, que lo tenía usted ¿Cómo usted lograba eso?

Alicia. Eso no se compra ni se vende, con eso se nace. Uno nace con esas cualidades..., personalidad... porque mucha gente nace con todo eso pero no saben cómo desarrollarlo. Hay que educarlos, hay que enseñarles los modales para que sea correcto y le saque más partido. Usted sabe, usted es artista, usted sabe lo que es eso. Usted sabe que cuando se abre la cortina, usted va a salir a escena, usted tiene que sentir, antes de salir a escena, uno se para ahí, piensa y sale y tiene que llevar con uno esa fuerza de agarrar al público..., y uno sale..., no importa el personaje que uno tenga, dentro del personaje que uno tiene. Uno tiene que sentir el personaje y entregarlo al público inmediatamente.

Si va a salir en Giselle es la alegría de Giselle. Si va a salir en Carmen es la sensualidad de Carmen, parada ahí, la cosa de Carmen, ahí, vencer a ese público. Pero lo tiene que sentir, enseguida que se abre la cortina y el público ya está ahí y choca con él y lo recibe y lo sigue.

Y a eso se llama "la personalidad", saberlo..., la magia esa de agarrar al público. No es despacio, salir, irlos conquistando lentamente, no, por lo menos no en el ballet. En el ballet uno sale y ya tiene que dominar al público y atraerlo aquí y ya, atención en la escena.

Amaury. Bueno, eso pasa también en las demás manifestaciones.

Alicia. Bueno, yo no quería decir que sí porque no me voy a meter con eso, pero yo estoy segura que sí.

Amaury. Sí, si no funciona en la primera canción -en el caso de los que cantamos- no va a funcionar en la segunda.

Alicia. Si no funciona en la primera, le entra a uno una depresión. Y una cosa por dentro que...

Amaury. Hace 14 años, yo voy a ir recordando cosas que usted me dijo y usted me dice si todavía conserva aquellas cosas de que me hablaba. Usted me hablaba de que pintó, pero aquella vez se me quedó por preguntarle ¿cuántos cuadros de aquellos conserva usted todavía?

Alicia. Como nueve creo, como nueve.

Amaury. Y no se pueden ver, digo, yo puedo ir a verlos a su casa...

Alicia. ¡Ay, no, no!

Amaury. ¿Los tiene escondidos?

Alicia. Sí.

Amaury. (risas) Eran muy buenos, Alicia. Usted llevó uno aquella vez al estudio y era un cuadro precioso. Espero que Pedro (Simón) un día se los pida para ponerlos en el Museo de la Danza, en una exposición.

Alicia. Sí, él los está pidiendo todo el tiempo. Se lo tengo prohibido

Amaury. (risas) A ver, usted me habló de que le gustaba, es que yo he vivido fascinado con esas cosas y nuestro pueblo que recuerda aquella entrevista, pero ahora hay una generación o dos generaciones de personas que no la vieron. Usted me habló de las comidas, lo que le gustaba comer y me habló de los platanitos maduros fritos...

Alicia. ¡Ah, sí!

Amaury. ¿Qué es lo que le gusta comer?

Alicia. Yo soy muy criolla.

Amaury. Sí.

Alicia. Plátano maduro frito, arroz, frijoles negros dormidos así, bien espesitos, ¡ay, qué rico!

Amaury. (risas) Y además ahora puede, ¿usted está haciendo ejercicios? Porque la veo delgada, en realidad la veo delgada.

Alicia. He engordado, en estos últimos días he engordado, he comido mucho.

Amaury. ¿Verdad?, pero ¿usted hace ejercicios?

Alicia. Me he pasado de dieta.

Amaury. Ah, bueno.

Alicia. Yo no tengo dieta, pero me cuido un poco. Me debía cuidar un poquito más todavía. Yo estaba más delgada.

Amaury. Yo la veo espléndida, señora. Realmente, ya usted sabe que yo soy un fan irrenunciable, un devoto perpetuo, pero yo la veo preciosa y quiero decirlo en cámara, después, como hablaremos de Pedro más adelante, no quiero que se ponga celoso (risas de Alicia), pero usted sabe que es mi amor imposible. Lo ha sido siempre. Ahora, usted me habló en aquella época, hace 14 años, que tenía un gallo blanco, que cantaba por las mañanas y que le alegraba la vida cuando cantaba.

Alicia. Me han encantado los animales toda la vida y en estos momentos ya hay una cría, en aquella época era una cría grande de pollos blancos ponedores, que eran maravillosos. Se me han acabado, pero ahora los tengo criollos, de todos colores, tengo un gallo colorado que es una maravilla, y me encanta cuando canta. A mí me gusta oírlo cantar por la mañana. Yo oigo un gallo cantar y entonces me sonrío automáticamente, porque me parece que le está cantando a la vida. El gallo canta porque ya se despertó, porque es la vida, porque está el día, porque empieza a vivir. ¡Qué cosa tan linda, qué belleza!  A mí oírlos cantar a los gallos no me molesta, me gusta muchísimo, así que en mi casa siempre hay que tener gallos.

Amaury. (risas) Pero usted ahora, me va a permitir, hay un  tema del que nosotros no hablamos hace 14 años.

Alicia. ¿Cuál?

Amaury. Y es que usted está a punto de cumplir 35 años de matrimonio con un hombre querido y admirado, escritor, crítico de danza, director del Museo de la Danza, director de la revista Cuba en el ballet y quisiera entonces que usted me hablara de Pedro Simón.

Alicia. ¿Qué yo le hable a usted de Pedro?

Amaury. Sí, que me hable usted de su amor por él, de su relación, en la medida de lo posible, sin ser indiscreto.

Alicia. No, yo le puedo decir que si yo no lo amase, o si no lo quisiese, ya no estaría con él.

Amaury. Yo me imagino, usted es una persona de convicciones muy fuertes.

Alicia. Sí. Yo creo que uno no le puede hacer perder el tiempo a nadie.

Amaury. Ni permitir que nadie le haga perder el tiempo a uno.

Alicia. Y a una persona, menos. Por lo menos..., yo sé que vivimos en esta tierrita por lo menos una vida, pero hay que vivirla linda, con trabajo, haciendo cosas, creando. Teniendo futuro, futuro en todo sentido. Pero, yo creo en el espacio.

Amaury. Eso me dijo.

Alicia. Sí, yo creo en el espacio, que hay vida en el espacio, en otros lugares. No sé cómo es la forma de vida, pero la hay. Porque me parece increíble, vanidoso, terrible, pensar que nada más que en este mundo, en esta tierrita pequeñita es donde único hay vida. ¿Por qué? ¿Qué tenemos? ¿Por qué vamos a ser nosotros los únicos? ¿Por qué?, miren para arriba y verán ¿cuántos planetas, cuántos universos hay?

Amaury. Bueno, ya hay gente que ha tenido contacto con extraterrestres.

Alicia. Eso he oído.

Amaury. Usted no. ¿Usted no?

Alicia. Yo no. Es una lástima, porque estoy loca porque hagan contacto conmigo (risas de Amaury). Yo sí quiero que lo hagan, yo no les tengo miedo ni nada. Ni les voy a tirar un tiro ni nada.

Amaury. Usted los enseña a bailar ballet.

Alicia. Ah, yo los enseño a bailar ballet. No, si yo espero que tengan algo para que me hagan así, plum, y me den la edad que yo quisiera tener para volver a bailar.

Amaury. Pero usted ha sustituido eso, porque está haciendo coreografías.

Alicia. Estoy haciendo coreografías.

Amaury. Y ahora me han dicho que está a punto de estrenar unas cuántas.

Alicia. Sí.

Amaury. Porque ya no es que Alicia va a estrenar una coreografía. Alicia va a estrenar varias coreografías. Es una vida constantemente en movimiento.

Alicia. Sí.

Amaury. Alguien me dijo: En una operación suya de los ojos, la primera, que usted estaba recuperándose y alguien me contaba, que usted marcaba todos los pasos con las manos mientras se recuperaba. ¿Cómo era eso, cómo es que usted recordaba los pasos con las manos?

Alicia. Porque yo bailo y yo puedo bailar, y bailar y hacer esto, los gestos (hace los pasos con los dedos de las manos) y el entrechat y todo lo que me da la gana, hasta cierto punto, pero eso lo hago entre bailarines que me van entendiendo. Cuando yo hago coreografías yo les explico, y entonces les digo. Además, usted sabe que todos los pasos tienen nombres.

Amaury. Sí, sí. Que son bellos los nombres, además.

Alicia. Por lo regular yo digo: este es el escenario, yo soy la parte de atrás, ustedes son la parte de alante, estos son los costados. Todo el mundo en una mesa y ellos se me ponen alrededor. Y entonces, con el salero y el no sé qué, entra por aquí, el otro, entra un tenedor, una... y los bailarines son tremendas cucharas, tenedores, cuchillos, todo lo que pueda encontrar.

Amaury. (risas) ¡Ay, Alicia!

Alicia. Pero así hacemos y así les explicamos y ellos van escribiendo. Por lo regular están Ana María, Javier Sánchez, está Svieta y todos ellos,  copia y copia y me cogen la música y la cuentan y me le dan vuelta ¿entiende? Y después van y montan. También muchas veces cuando yo digo que hagan este movimiento así, con los brazos: a ver, repítelo. Me toman película. Tam, tam, tam, y entonces, al hacer yo el movimiento (hace el movimiento), ellos me van tomando película.

Amaury. Yo creo que hasta yo bailaría si usted me monta una coreografía de ese tipo, de esa manera (ambos ríen).

Alicia. Yo no podría cantar aunque usted me enseñe. Ojala yo pudiese cantar.

Amaury. Y ojala yo hubiera podido bailar. Hubiéramos bailado juntos seguramente. Yo nunca la hubiera dejado caer. Nunca hubiera estado mirando para la muchacha del público.

Alicia. Pues, no.

Amaury. Se lo juro. Ahora, Alicia.

Alicia. Usted sabe, él ya murió.

Amaury. Sí.

Alicia. Pero él nunca más miró a ninguna muchacha mientras bailaba.

Amaury. (risas) No se atrevió, no se atrevió. ¿Es verdad, Alicia, que (René) Portocarrero, una vez le quiso regalar unas flores y como no encontró las flores, las pintó?

Alicia. Exacto, eso fue precioso, precioso..., unas flores. Llega y me dice: no encontré flores, por lo tanto te las pinté. Yo le dije: ¡Ay, qué felicidad que no encontró flores! Así esto es eterno.

Amaury. Pero también las flores en el corazón de uno...

Alicia. Precioso, no, pero precioso. Él era.., tenía cosas muy lindas, muy exquisitas.

Amaury. Alicia, ¿qué ha sentido usted? Yo pensaba: sobre usted han escrito, bueno, (Juan) Marinello, Cintio (Vitier), Fina (García Marruz), Eliseo (Diego), Dulce María Loynaz..., Es que todos los escritores y los más jóvenes, yo recuerdo todos los poemas que le han escrito: Nancy Morejón, Miguel Barnet, Pablo Armando (Fernández), es que todos..., ¿qué siente uno cuando tantas personas, a quien yo sé que usted también quiere y respeta, la homenajean de esa manera?... Alejo Carpentier.

Alicia. Bueno, es como... uno siente... ¿pero qué tengo que hacer ahora? Porque tengo que hacer algo mejor yo. Yo tengo que superarme, yo tengo que hacer algo mejor, yo tengo que hacer algo bien, yo tengo... Entonces uno no ve lo que ha hecho, sino, uno se pone a mirar qué es lo que tiene que hacer, los pasos que tiene que seguir de ahora en adelante, no lo que ya hizo, ante cosas tan bellas que dicen aquellas personalidades tan importantes y tan lindas.

Amaury. Y que además muchos de ellos, bueno, yo creo, por lo menos de los que le nombré, llegaron a ser sus amigos.

Alicia. Amigos.

Amaury. No solamente eran sus admiradores.

Alicia. Bueno la palabra amigo es muy grande.

Amaury. Es muy grande, es verdad. También la palabra amor es muy grande.

Alicia. Pero es más ligero.

Amaury. ¿Sí?

Alicia. Amigo..., no, eso es muy profundo.

Amaury. ¿Usted cree que la incondicionalidad es absolutamente indispensable en un amigo? Ser incondicional.

Alicia. Un amigo es más grande que todo.

Amaury. ¿Usted cree que ahora se es un poco irresponsable a la hora de decir amigo?

Alicia. No, y besos, todo el mundo se está besando hoy en día.

Amaury. Ah, sí, todo el mundo se besa, pero eso es bonito ¿no?

Hablemos de Laura, de su hija y de sus nietos y sus bisnietos.

Alicia. Bisnietas, dos.

Amaury. Bisnietas. Me ha dicho alguien -y usted me dirá si es verdad o no-, alguien me comentó que los fines de semana son para ellos. Que usted se los dedica a ellos ¿es cierto?

Alicia. No.

Amaury. Cuando está de viaje no, por supuesto.

Alicia. No, no, pero yo las veo, cuando puedo, cuando están aquí, porque una está en los Estados Unidos. La otra ya está aquí con Laurita. Ahora está en Camagüey, con la otra abuela, que es Camila. Y la otra, Carmen. Las quiero mucho y son mis nietas. Ellas me dicen "bis".

Amaury. ¿Qué le parece el trabajo que ha hecho su hija Laura al frente de su compañía?

Alicia. Ella trabaja muchísimo y se empeña mucho en ese trabajo y trata de hacerlo por su lado. Ella no quiere ser la hija de mamá o de papá, o que digan... Ella quiere hacer algo por ella. Ella quiere ser independiente. Que sea independiente. Desde luego que tiene a mamá al lado ¿sabe? En cualquier momento ella sabe que tiene a mamá.

Amaury. Claro, la hija de mamá. Usted siempre será su mamá y ella siempre será su hija.

Alicia. Sí, cómo no.

Amaury. ¿Qué sueños le faltan por cumplir, Alicia?

Alicia. Yo estoy empezando a bailar ¿qué le parece?

Amaury. No, yo estoy... mire, usted es... usted es un hechizo. Usted es una fuerza de la naturaleza. Nadie se puede comparar con usted, el que se compare con usted está loco, o sea, puede seguirla como ejemplo, pero esa fuerza, ese deseo de vivir, esas ganas de seguir adelante, ese estar siempre presente, mire, usted me perdona, y que me perdonen los televidentes, si quieren pensar que estoy adulando. Sí, estoy adulando a Alicia Alonso y me siento muy honrado también de eso. Por eso le preguntaba: ¿Qué sueño le falta por cumplir a Alicia?

Alicia. ¡Ay, tantos! Yo quisiera hacer más ballets. Tengo la idea de otros ballets, otras historias grandes, muy grandes. Quisiera visitar otros países, me faltan algunos. Tengo muchos deseos de ir al África, no he estado en África. He estado en el mundo entero y no he estado en África. Y quiero seguir viendo cómo avanza todo. Quiero seguir viviendo, quiero ser parte de la vida, quiero ser parte de la vida, de esta tierra, ahora.

Amaury. El otro día yo pensaba, yo estaba en Cienfuegos. Yo hago siempre una pregunta, casi siempre, vinculada con Cuba, con el amor a Cuba; y me preguntaron, en una entrevista en Cienfuegos, como yo la hago en el programa, me dijeron: Amaury ¿y para ti qué es Cuba?, la misma pregunta que yo hago y entre las cosas que dije, fue: Cuba es Alicia Alonso. Yo pudiera decir: amo a Cuba y es como amar a Alicia Alonso. Amo a Alicia Alonso y es como amar a Cuba.

Alicia. ¡Ay, por favor! Eso es bellísimo, pero eso es demasiado, es demasiado. ¿Usted se da cuenta lo grande que es Cuba?

Amaury. Y también me doy cuenta lo grande que es usted.

Alicia. Se acabó la entrevista, se acabó, ya.

Amaury. (risas) Está bien. Se acabó la entrevista. La voy a terminar con una canción. ¿Se acuerda que le hice una canción?

Alicia. Sí.

Amaury. Bueno, yo quiero entonces terminar la entrevista regalándole esa canción. Aquí tengo mi guitarra, la he traído, se la voy a cantar, ¿se acuerda que se llama Quisiera ser el viento?

Alicia. Quisiera ser el viento.

Amaury. Pedro ya se la sabe, me han dicho. A ver si se la canta.

Alicia. ¿Pedro?, ¿Pedro Simón?

Amaury. Sí, Pedro se la sabe.

Alicia. A él le encanta.

(Amaury le canta Quisiera ser el viento)

QUISIERA SER EL VIENTO

Quisiera ser el viento
que su espacio reclama
quisiera ser el viento
cuando se le derrama
quisiera ser el viento
cuando se encima y canta.

Quisiera ser el viento
que a su paso declama
quisiera ser el viento
que le fascina y habla
quisiera ser el viento,
podría ser la llama ...

... Podría ser la luna
podría ser el agua
podría ser la lluvia
que la mece y la abraza
podría ser la espuma
podría ser la danza
pero quiero ser viento
para arrullarla.

Quisiera ser el viento
que la compulsa y alza
quisiera ser el viento
para desamarrarla
quisiera ser el viento,
podría ser la jaula ...

Podría ser la luna
podría ser el agua
podría ser la lluvia
que la mece y la abraza
podría ser la espuma
podría ser la danza
pero quiero ser viento
para arrullarla

pero quiero ser viento
y enamorarla.

Amaury. Felicidades Alicia, muchas felicidades. Le beso las manos. Llego hasta usted. Muchas gracias, señora mía.

Alicia. ¡Ay, qué lindo ha estado eso! ¡Qué lindo!

Alicia Alonso en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso, Pedro (esposo de Alicia) y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso, Pedro Simón (esposo de Alicia) y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso, Pedro (esposo de Alicia) y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso, Pedro (esposo de Alicia) y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso, Pedro (esposo de Alicia) y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti

Alicia Alonso, Pedro (esposo de Alicia) y Amaury Pérez en el programa "Con 2 que se quieran". Foto: Peti