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Adria Santana: "Vivo en el país que me tocó por la libreta y lo quiero"

Publicado en: Con 2 que se quieran
En este artículo: Adria Santana, Cuba, Cultura
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Adria Santana

Adria Santana en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, aquí en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, el barrio de Lezama Lima, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC.

Hoy nos acompaña, no voy a mentir, una persona que yo admiro, que quiero y que ha sido a lo largo de más de 40 años mi amiga. Una de las más grandes actrices que ha tenido y tiene Cuba en este momento, de teatro, de cine, de televisión. Una mujer bella, expansiva, alegre, Adria Santana. Mi niñita querida.

Adria. A lo Virgilio Piñera.

Amaury. Así es como va, mi niñita querida. Yo no voy a mentir, acabo de decir que soy amigo tuyo, por tanto no te voy a preguntar dónde naciste, yo sé que eres de Las Tunas, de Victoria de Las Tunas, pero lo que no sé es, ¿cómo era la Victoria de las Tunas de tu niñez?

Adria. Bueno, a ver, yo nací en una casa que cuando había ciclones me daba mucho miedo, porque las paredes se movían un poco, la casa no estaba muy buena, evidentemente (risas). Provengo de una familia comunista que no da más. Todos. Mi padre y mi madre se conocieron en reuniones. Entonces como la casa de mi nacimiento, que estaba en la calle Lico Cruz, era la oficina del Partido Comunista, un día a las cuatro de la mañana, yo tendría, no sé, muy pocos años, quizás seis, siete -tenía 11 años triunfó la Revolución-, pues tuvimos que salir a las cuatro de la mañana en un carretón y quedarnos sin casa. Creo que eso es algo, que yo, no sé la edad que tendría, pero no lo olvido nunca. ¿Tú sabes?, es como quedarte sin recuerdos.

Por lo demás, fue una infancia pobre. Mi familia tuvo que decirnos que los Reyes eran los padres, porque imagínate tú, no había de qué manera seguirnos la ilusión y cuando se podía traer algo de regalo de Reyes, nos traían libretas y lápices, cosas prácticas. Por lo tanto, yo soy una persona muy práctica. Nada que sea como de lujo y cosas así.

Amaury. ¿Pero había un ambiente cultural alrededor tuyo?

Adria. No, para nada, para nada.

Amaury. ¿Ni en Victoria de las Tunas?

Adria. Mi madre desafinada que no daba más, mi padre igualito y le encantaba cantar (risas). Mi abuela desafinada y yo soy la desafinación misma. Para que me entere que alguien está desafinando tiene que ser una vaca.

Amaury. Pero como actriz siempre has conservado muy bien el tono del otro actor.

Adria. Porque yo tengo sentido del ritmo, bueno, creo que eso me queda, sentido del ritmo. Pero no soy afinada. Dicen que es que tengo un problema entre el oído y la emisión. No sé si es eso o lo que sea, pero no afino. Recuerdo que en segundo grado, en la primaria, tenía una profesora que empezó a hacer un coro y de pronto dijo: ¡Un momentico, tú, afuera! sin ningún tipo de delicadeza y me traumatizó. (risas)

Amaury. A lo mejor ese es el problema, no en el oído ni en la emisión, sino la culpable es la profesora.

Adria. Se llamaba Julia León, como la cantante española. Entonces pues yo estaba en una escuela que, por supuesto, se llamaba Cucalambé, como todo lo que hay en Las Tunas (risas) y entonces, nada, yo lo que hacía era recitar, cosa que odio ahora. ¿Tú te acuerdas que una vez hicimos eso en televisión, tú cantabas y yo recitaba?

Amaury.  ¡Claro!

Adria. Que yo no podía ni hablar de la risa mirándote la cara, no lo he hecho más. Entonces a ver qué más, ya te digo, una infancia pobre. Ya después, cuando me casé con Pablo (Menéndez), él decía que no entendía qué quería decir ropa de andar y ropa de salir, porque en Las Tunas a mí me enseñaron de niña que esta ropa es de andar. Con ésta tú no puedes hacer más nada que andar y la de salir era una ropa especial, que era un solo jueguito, una saya y una blusita que tenía y unos zapaticos que eran para salir.

Amaury. Yo tengo un amigo que fue amigo tuyo también, Tata Güines, el gran maestro, que me decía "el gran problema es que la gente está usando la ropa de salir para andar" (risas).

Adria. (risas) Está bueno.

Amaury. Esas son las cosas de Tata. Pero mi pregunta sería, ¿Hay una Adria para salir y una Adria par andar?

Adria. Mira, eso me recuerda cuando yo estaba en la Escuela de Arte, decían que el artista primero tenía que ser revolucionario y yo digo: Bueno ¿cómo yo tengo que ser primero algo si soy una sola persona? Yo soy Adria, de Las Tunas, artista, revolucionaria, cubana ¿tú sabes?, no puedo ser primero una cosa y después otra, o algo más que otra cosa. Yo soy una sola persona que como todas las personas tenemos muchos matices. Tenemos cosas malas y tenemos cosas buenas, porque la perfección no existe.

Al menos, yo no soy creyente, por lo tanto, nunca he creído en nada ciegamente. Creo que eso tiene que ver con la ropa de andar y de salir, que mi familia me educó en que las cosas tenían que ser prácticas. Que si tú no tienes qué comer, tú no te puedes comprar un perfume, tú tienes que comprarte comida. La gente siempre dice: "Bueno, el amor es importante." Yo creo que el amor es importante, me encanta el amor. Yo amo muchísimo muchas cosas, sobre todo a mi país, yo lo amo, con sus defectos y sus virtudes, pero yo nunca podría decir que quiero más esto que aquello. ¿Tú sabes? Es muy difícil dividirte, porque, ¿por qué te tienes que dividir?

Amaury. ¿Por qué le dijiste a tus padres en un momento determinado que te ibas a convertir en huérfana y que ibas a meterte en un orfelinato?

Adria. Porque mi padre era un machista terrible, con todo lo comunista que era, él dijo que tener a un artista en su familia era tener una prostituta o una lesbiana, o las dos cosas, él no sabía bien (risas) y además, contrarrevolucionaria porque todos teníamos problemas ideológicos y que él eso en su casa no lo quería.

Amaury. ¿Los artistas?

Adria. Sí, y entonces yo me fui escondida con mi mamá para la escuela de arte a presentarme a las pruebas. Me aprobaron y yo dije: Ya yo no quiero estar en el Pre (universitario) ni nada, yo el año que viene entro en Cubanacán, en la Escuela de Arte.

Amaury. ¿Recuerdas cómo eran las pruebas?

Adria. Sí recuerdo. Te preguntaban, bueno, por supuesto, si tú eras revolucionario o no, eso era primero que todo. Lo segundo era si tú habías leído teatro, qué teatro habías leído, qué teatro te interesaba, qué películas habías visto. ¡Imagínate!, yo venía de Las Tunas, y además, pobre. Yo veía películas mexicanas, era lo que ponían, las veía todas, me sabía todas las canciones, desafinada, pero me sabía, de los corridos mexicanos, todas, La Cama de piedra, todo. Entonces yo, pues me había leído a (Antón) Chéjov y había tratado de leer un poco de Stanislavsky sin saber muy bien, la verdad, y sin entender muy bien, pero había tratado de no quedarme atrás.

Amaury. ¿Y te preguntaban de esas cosas en la prueba?

Adria. Recuerdo que había visto una película en que trabajaba Richard Harris, un actor inglés, que ya murió, que me había impresionado mucho y entonces te preguntaban qué te había gustado de ese actor, por qué te había gustado la película, ese tipo de cosas.

Amaury. Sí, no era nada complicado. Pero tu papá ¿cómo es que tú logras...?

Adria. ¡Ay, perdóname, ya tengo 61!

Amaury. (risas) Yo no tengo muchos menos.

Adria. Bueno, la cuestión es que mi papá dijo que de ninguna manera. En su casa no podía haber nada de eso. Dije: ¿Cómo que no voy a entrar a la escuela? y me fui para la escuela.

Recuerdo que una vez, una persona me prestó un pantalón con portañuela, ¡imagínate!, eso era, vaya, ¡el pecado mortal!, porque una mujer artista, con problemas ideológicos y con portañuela, ¡por favor!, ¿no?, verde con pintas, guanábana. (risas)

Bueno, entonces me entró a golpes y todo. Me dijo que yo no podía entrar en la escuela y yo le dije que yo me iba a hacer "hija del Estado" y ya eso a él le pareció que era una cosa terrible que yo tuviera padre y fuera hija del Estado y dijo que no. No vio nunca nada de lo que yo hacía, hasta casi un poco antes de morir que fue al teatro a verme.

Amaury. ¿Tú recuerdas que fuera más de una vez o una sola vez?

Adria. Creo que fue dos veces, ya a los finales de su vida decidió que él se sentía orgulloso de mí ¿sabes?, porque al final entendió que cuando uno quiere hacer algo con su vida, lo hace. No hay nada que lo pueda impedir. Tú puedes dirigir muchas cosas, pero esto aquí adentro (señalando el corazón) no lo dirige nadie.

Amaury. ¿Pero él fue a felicitarte, a darte un abrazo, a darte un beso, a decirte "te vi"?

Adria. No, a él le gustó cuando yo hice una cosa en la televisión, que ni siquiera fue buena, pero que a él..., los vecinos y todos, cuando él iba a buscar el periódico, la gente le decía: ¡Rogelio, su hija, la vi en la televisión! y eso a él le pareció que era el súmmum de la perfección.

Amaury. ¿Salir en televisión?

Adria. Bueno, como el Ministerio de Cultura. Cuando yo hacía teatro solo, yo llegaba a la puerta del Ministerio y no podía entrar. Después que empecé a hacer televisión, ya entré, sin pase ni nada.

Amaury. ¿Por qué tú crees que hay tanto prejuicio con las actrices y los actores de teatro con respecto a la televisión?

Adria. No creo que sea prejuicio, yo creo que es sencillamente desconocimiento, porque se dice -y se dice todavía-, que la gente de teatro no sabe manejar el medio de la televisión ni el cine.

Amaury. ¿Pero por qué?, ¿por los niveles de voz, por la grandilocuencia gestual?

Adria. Por los niveles de voz, exacto, por gestualidad, por toda una serie de cosas. Yo creo que no están lejos de la vedad.

Recuerdo que Raquel Revuelta, cuando se hizo La casa vieja, ella nos enseñaba en la escuela, había un bocadillo que decía: "Mira, blanco como la leche". Y ella decía: En el teatro tú tienes que decir: "MIRA, BLANCO COMO LA LECHE". Pero en la televisión no, en la televisión tienes que decir: "Mira, blanco como la leche" (señala cercanía con la mano), porque no necesitas llegar a la fila 35 ó 40. Claro, ¿que pasa?, que el actor que ha hecho mucho teatro, tiene que moverse en la televisión con cámaras, cables, no con relación humana y el teatro es relación humana, no solamente con el actor con el que estás trabajando sino con el público que tienes ahí y eso, la verdad, te lo digo, no es capaz de suplirlo nada en este mundo.

Amaury. ¿Tú te sientes una actriz de teatro?

Adria. Sí, yo sí, yo soy actriz de teatro. Creo que ahora me estoy defendiendo un poco mejor en la televisión, pero no lo manejo como manejo el teatro y no quiere decir que el teatro lo maneje..., ¡vamos, que yo soy la reina del teatro!, ¡NO!, pero yo conozco el escenario, ¿sabes? sé cómo moverme en un escenario, tampoco quiero ser orgánica, entre comillas, porque creo que hay actores que por ser tan orgánicos no son nada y creo que eso tampoco es así.

Creo que el actor tiene que proyectar verdad, humanidad, lo que sea, a través de su personaje, a través de otro ser humano, porque eso es lo rico que tiene el actor, que conoce y sabe y te abre un poco la manera de entender a las personas y de conocer a otros seres humanos, que es con lo que nosotros trabajamos. Nosotros trabajamos con seres humanos y eso yo creo que el teatro te da la posibilidad de hacerlo profundamente.

Amaury. ¿No sientes algún tedio de hacer un mismo texto todos los días, o tú piensas que cada función es diferente aunque tengas que hacerlo todos los días?

Adria. Claro, claro, no me da ningún tedio, todo lo contrario. Yo digo: ¡Ay, mi madre!, ahora mañana voy a poder resolver lo que no resolví hoy. En la televisión no ¿oíste? En la televisión después que ya se filmó, no tienes esa posibilidad.

Amaury. Pero igual haces con la vida, ¿no? Todos los días amanece y todos los días oscurece, depende como uno se lo proponga cada día.

Adria. Exacto.

Amaury. Ahora, voy a volver a la ENA, porque ahí tú conoces a Pablo, a Pablo Menéndez, a Paul. Tú eres un poquito mayor que él, eso no tiene ninguna importancia, porque es bien poquito

Adria. Casi cuatro años.

Amaury. Es nada.

Adria. Pero yo estoy más bonita que él (risas)

Amaury. Los dos son bonitos, vamos a dejarlo así. ¿Para qué? Para que él diga: ¡Oye, yo soy más bonito! Además Pablo es una persona que se da a respetar... Ahora, lo que me llama la atención, es que en la época aquella, una muchacha de Las Tunas, novia y después casada con un norteamericano y menor. ¿Eso no te trajo...?

Adria. Bueno, sí, menor de edad. Eso sí. Yo fui una asaltadora de cunas (risas). Bueno, mira, tú sabes, yo no me di cuenta. Yo no me daba cuenta que no estaba bien visto que yo me casara con un extranjero y norteamericano, ojo ahí, manitos atrás, caquita porque no era de ningún otro país, de Estados Unidos, que es como el ombligo del dolor. Entonces, ¿qué sucede?, que nunca fui consciente de que era un problema. Bueno, nunca quiero decir hasta que me lo hicieron consciente.

Amaury. Claro.

Adria. Empecé la relación con Pablo, bien, me encantaba. El día que lo vi haciendo trabajo voluntario sin camisa, ¿tú sabes?, caí en planchas ahí (risas). Entonces yo dije: ¡Ay, Dios mío!, ¿qué es esto? Pero yo no tenía ninguna relación con él, porque las mujeres le caían atrás y todo, y yo he sido, aunque no lo parezca, siempre un poco tímida, cada vez menos, pero cuando aquello era muy tímida.

Por ahí empezó un poco la relación, sin nada de sexo, ni nada de eso, porque en aquel momento, no se hacía, es decir, tú no conocías a una persona y ya ibas y te acostabas. No es como ahora, que me parece más honesto. Entonces pasó el tiempo y él iba y me buscaba en el albergue, me llamaba.

Amaury. ¿Pero cómo se comunicaban? ¿El llegó hablando español aquí a Cuba?

Adria. No, no. Él supo la palabra "caliente", cuando en México, viniendo para acá cogió un plato y el tipo le dijo: ¡está caliente! Él no entendió y se quemó los dedos y ahí entendió caliente para toda su vida (risas). Él no sabía español, pero tú sabes, eso no hay que saberlo, Amaury. Tú miras, o te sonríes, etc. No te voy a enseñar, Petí sabe. Entonces, ahí no hay que saber gramática.

Bueno, empezamos, más o menos, salíamos. Cuando aquello, él se quedaba los fines de semana en casa de Estela Bravo, porque él no tenía familia aquí y, Estela realmente lo acogía los fines de semana para que él no tuviera que quedarse en el albergue. Entonces nos fuimos un día para la piscina del Sierra Maestra y ya ahí nos cogimos las manos, nos miramos, empezamos a besarnos. Después íbamos y nos sentábamos en el parque de 5ta Avenida y calle 20 y todo ese romance.

La escuela de nosotros iba a Isla de Pinos (Isla de la Juventud), a veces íbamos un mes, a veces dos meses, a veces tres meses a hacer trabajo voluntario allá. Yo hice de todo, desde abrir huecos, darle brillo a las toronjas para la exportación en unas máquinas que no te puedo explicar, porque son máquinas de cuando...

Amaury. Sí, sí, de cuando se inventó la toronja. (risas)

Adria. Exacto, de cuando se inventó la toronja. Abonar las plantas. Eran unas fábricas que eran unas poleas y tú tenías que pasar las toronjas a mano y hacerle así con un pañito. Bueno, hice de todo, café, caña quemada, que eso fue lo peor que hice en la vida. Alfabeticé, yo hice de todo, por mi país y por mí. Entonces Íbamos a Isla de Pinos y cuando aquello los varones y las hembras era a largas distancias.

Amaury. Me tocó también eso.

Adria. Empecé a tener una relación sexual con Pablo. Esto, cuando mi madre vea la entrevista morirá y se desmayará, porque ella siempre ha pensado que yo me casé primero, cosa absurda de la época.

Amaury. Ella lo va a comprender.

Adria. A veces las personas se creen lo que se quieren creer. Bueno, entonces nada, cuando nos fuimos a casar, en la escuela había una persona que yo admiraba mucho, que era una tía de albergue, que se llamaba Gisela y viene y me dice: "¡Ay, Adria! ¿Y cuándo usted se va?" y yo le digo: "¿Me voy, para dónde?" Dice: "Bueno, para los Estados Unidos", y le digo: "bueno, Gisela, yo no me voy para ningún Estados Unidos". Ah, ¿por qué usted no se casa para irse? Dígole: "No", y ahí me di cuenta, todavía me entra un poquito de frío en el estómago, porque yo soy una persona muy digna, me doy cuenta que no solamente Gisela lo pensaba, lo pensaban muchas personas.

A mí nunca me ha interesado vivir en Estados Unidos y llevo 42 años con Pablo. Trabajé cuatro años en Estados Unidos, no por Pablo, no porque estuviera casada con Pablo, sino por mi propio trabajo y digo ¿por qué existe quien puede pensar que otra persona sea capaz de amar a alguien sin pedir nada a cambio, sin querer nada a cambio, sin esperar nada a cambio? Creo que eso fue para mí un golpe fuerte, porque yo no había pensado en eso.

Amaury. Sí, porque tú te enamoraste de un muchacho.

Adria. Exacto, no tenía nada que ver con política, ni con nada. Tenía que ver con que no me había pasado por mi cabeza y porque todavía no me pasa por mi cabeza. Es decir, para mí vivir aquí significa muchas cosas. No solamente el ser revolucionario, yo creo que una persona puede amar a su país, puede amar a Cuba y no ser revolucionario.

Yo creo que nosotros hemos llevado las cosas a unos extremos que han hecho más daño que lo que han aportado y yo amo mi país por muchas cosas. Primero porque es mi país, donde yo nací y siempre he pensado que no hay nada más importante que saber de dónde tú saliste y yo salí de aquí y estoy aquí y siempre creo que voy a estar aquí, bueno, hasta que me muera, porque yo no creo en el más allá. Entonces, nada, esos fueron golpes bajos de la ENA.

Pero la ENA tuvo una cosa maravillosa. La ENA tuvo una cosa que yo no voy a olvidar nunca y que ojalá alguien la retomara, y supiera que eso habría que mantenerlo, cuando aquello, nosotros estábamos muy unidos, los plásticos con los músicos, los  actores, los bailarines y creo que eso nos enriqueció. Yo creo que uno es mejor en lo que uno hace, si uno tiene una perspectiva más amplia de lo que te rodea, porque este momento en el mundo, creo que es un momento que está un poco hecho para que tú solamente te mires a ti y te defiendas a ti y no mires para los demás.

Amaury. Sí, es un mundo en singular.

Adria. En singular, y yo creo que tenemos que pluralizarlo en el mejor sentido de la palabra plural, no en el falso de decir nosotros y eres tú sola la que lo haces, sino en el real sentido de la palabra plural, que es mirar para los lados y creo que eso es muy importante, para no perderte cosas que están sucediendo y que a veces no te das cuenta porque estás, como si estuvieras delante de un espejo mirándote a ti.

Amaury. Y tú que tienes tantas ideas de lo que fue, tantos recuerdos, y de lo que debía ser, ¿por qué no eres maestra? ¿No tienes vocación de pedagoga?

Adria. Mira, yo lo único que he sido como maestra fue en la alfabetización, porque era, lo voy a decir así mismo: ¡un llamado de la Patria! ¡La verdad! Porque también me fui escondida, porque mi papá dijo que mi hermana sí, pero yo no.

A mí me gusta, a ver, ¿cómo te puedo explicar? En un montaje, hablar con la gente joven, con los actores jóvenes y con los viejos. Y discutir. ¡Contra, yo creo que por aquí, yo creo que por allá! ¿Tú sabes?, ese tipo de cosas que es un enriquecimiento de la obra y de todos. A mí me han hablado para ir a dar clases a la ENA, pero te lleva mucho tiempo, lo digo egoístamente. Yo quiero ser actriz de todas, todas y creo que no me queda mucho tiempo, y por lo tanto, el tiempo que me queda... yo quiero ser actriz, no quiero ser ni directora ni nada.

Entonces ¿qué sucede?, que te dicen: ¡vamos!, ¡a ser maestra! ¡No tienes que llenar planillas!, y después te pasas la vida llenado planillas, yendo a reuniones y perdiendo mucho tiempo. No me interesa perder tiempo. Ya fui a todas las reuniones que iba a ir en mi vida, ya yo fui a todas, ¿ok?, por eso no soy maestra. (risas)

Amaury. Bueno. Vamos un poco a..., estamos yendo de allá para acá, somos dos veletas.

Adria. Esto no tiene nombre.

Amaury. Teatro Estudio, Raquel Revuelta, Vicente Revuelta, Berta Martínez, Armando Suárez del Villar. ¿Qué representa Teatro Estudio y toda esa gente para ti?

Adria. Disciplina y rigor, primero que todo. Recuerdo que cuando yo estaba en Teatro Estudio si te llamaban por teléfono, tú no podías bajar a coger el teléfono, ni vestida de un personaje..., no te permitían.  Y si alguien se estaba muriendo, se moría sin tú enterarte, porque hasta que no se terminaba el ensayo, tú no sabías nada, porque Raquel no lo permitía y en aquel momento uno decía: ¡qué exagerada Raquel! Pienso que... ahora la gente con un celular en el ensayo, si tú estás ensayando, la gente con el celular, ¡un momentito! Si te lo dicen.

Entonces yo creo que eso fue una disciplina y un rigor necesarios. Creo que tanto Armando Suárez del Villar, mi primer Premio Nacional de Teatro. Mi primer Premio Nacional quiero decir, no que yo tenga el Premio Nacional de Teatro, déjame aclarar eso, no, mi primer premio de actuación, a nivel nacional fue Santa Camila, que la hice con Adolfo Llauradó.

Amaury. El otro te lo debían dar ya.

Adria. No, hay mucha gente que se lo merece diez mil veces más que yo.

Amaury. Pero se lo dan al grupo, porque por ejemplo la posibilidad que tiene un actor joven, con talento, si van por escalafón de edad, no tiene sentido. Sería bueno decir: bueno, a ver, de aquí acá, toda esta gente, es un criterio mío, yo no estoy para dar criterios aquí, la verdad.

Adria. Sí, además, es delicado. Bien, entonces, pues hice con Adolfo Llauradó, que no lo voy a olvidar nunca, porque, imagínate, lo que yo pienso que es un actor estrella. Recuerdo que tenía un ensayo general de Santa Camila, yo era la tercera actriz, Verónica Lynn, Isabel Moreno y yo. A mí me estaban dando el chance, vamos a empezar por ahí, porque yo empezaba a ser actriz. Así que a mí me estaban dando la oportunidad y el actor que iba a hacer el Ñico conmigo, era un actor joven que también le estaban dando la oportunidad, decidió la noche anterior beber y no fue al ensayo, bueno, llegó muy tarde y Adolfo Llauradó, que ya había hecho todo el cine cubano de este país, y todo el teatro de este país.

Amaury. Un actorazo.

Adria. Fue al ensayo a verme, a esta idiota, que empezaba allí y que nadie sabía que yo iba a hacer con aquello. Y me dijo: "Adria, si tú quieres, como no ha venido, para que tú no pierdas tu único ensayo general, yo lo hago contigo". Te podrás imaginar.

Amaury. ¡Qué bárbaro! ¡Qué lindo, Adolfo!

Adria. Te podrás imaginar lo que me sucedió, no lo puedo decir aquí (risas). Entonces dije: "Dios mío, ¿tú sabes?" y ensayé con él y le dije a Armando que si llegaba el otro actor, no interrumpiera el ensayo porque no iba a ensayar con él.

Entonces, Armando para mí... Ahora cuando le dieron su Premio Nacional fue tan maravilloso porque digo, ¡coño!, ¡tan merecido! Fue un hombre que salvó el Teatro Cubano del siglo XIX. Que nos hizo recordar que Milanés había sido dramaturgo, Gertrudis Gómez de Avellaneda, etc.

Con Berta Martínez hice Bernarda Alba y Bodas de Sangre, que son cosas inolvidables. Con Héctor Quintero hice Contigo pan y cebolla, hice Algo muy serio, que fue una obra que nosotros, a las 11 de la noche venía la luz y como el público no se había ido, teníamos que empezar a esa hora.

Amaury. Raquel y Vicente.

Adria. Raquel mi profesora y Vicente, en cierta medida fue mi profesor también y que son personas que son para mí como... Yo siempre digo, qué pena, que Raquel, que hizo todo por el teatro, que dejó tantos privilegios por el teatro, porque el teatro es sacrificio, y que sin embargo no haya sido recordada todo lo que tiene que ser recordada Raquel. Yo creo que hizo tanto por los artistas, tanto por los actores.

Amaury. Y por los músicos, por nosotros también.

Adria. También. Bueno, ella trajo a Marta Valdés al teatro de asesora musical, grupos musicales que iban a tocar en vivo allá. Creo que ella fue una mujer que luchó mucho por los artistas y que, sin embargo, no creo que tenga el lugar que se merece.

Amaury. ¿Tú conoces a Abelardo Estorino cuando La discreta enamorada o ya tú lo conocías antes?

Adria. No, cuando La discreta enamorada, pero eso no fue una buena relación.

Amaury. ¿No? No me digas eso.

Adria. Él amaba entrañablemente a Anatilde de Paula, una actriz brasileña, él pensaba que ella era un genio y los demás no existían.

Amaury. ¿Verdad?

Adria. ¡Ah, sí! ¡Yo sufrí!, porque ¡figúrate!, ya te conté que soy desafinada, y había un director, creo que de la orquesta de la televisión, que se llamaba (Alfredo) Pérez Pérez que decía que yo sí cantaba y (Abelardo) Estorino decía: "Él dirá que tú cantas, porque tú le gustarás, porque tú no cantas". En fin, que me llevaron a la una mi mula, pero bueno, me sirvió. Yo, a veces, me ponía nerviosa ir a Teatro Estudio. Bueno, yo había conocido a Estorino, pero a distancia, porque él y Raquel habían dirigido -tú sabes qué, bueno, Estorino estuvo prohibido, sus textos, no se podían publicar, etc y Raquel lo llamó al teatro-. Estorino nunca había dirigido. Lo llama para que sea co-director, para que él esté dentro del teatro, aún cuando no se pudieran poner sus textos. Entonces Estorino entra a trabajar con Raquel y a dirigir una obra. Ahí yo empecé a trabajar con Estorino, pero después hicimos Los pequeños burgueses, de Gorki, pero no se estableció una relación. Realmente nuestra relación se establece cuado hacemos Ni un sí ni un no. Yo empecé en Ni un sí ni un no, haciendo la otra y como dice Miriam Ramos, pisoteando la modestia, fue un éxito total mi personaje (risas). La crítica me llevó divino y todo el mundo me llevó divino.

Entonces ahí a la gente le empezó a gustar mi trabajo, y a enterarse de que yo era actriz, realmente. Después ya empecé a trabajar en casi todo lo de Estorino y cuando se hizo esa unión más fuerte fue cuando yo estaba visitando a Osamu, a mi hijo, en Las Tunas, cuando él estaba haciendo el Servicio Social, porque yo tenía que ir para allá a supervisar, para ver cómo andaba la cosa, tenía algunas quejas "mujeriles" y entonces me fui para allá. Y Pablo me llama y me dice: "Óyeme, Estorino te está localizando porque ha escrito un texto que quiere que tú lo hagas".

Amaury. ¿Y era qué, Las penas saben nadar?

Adria. Las penas saben nadar. Yo dije, bueno, no sé lo que se irá a hacer con esto, pero, yo, por supuesto, no dije nada. Le dije que era maravilloso, excelente y que a mí me encantaba, pero yo pensaba: Bueno, no sé qué se irá a hacer con esto, porque por primera vez había escrito un monólogo y yo era la primera vez que iba a hacer un monólogo. Un monólogo no es fácil, porque el monólogo tú no tienes a qué asirte, tú no puedes relacionarte con el otro, tú no..., nada y él quería este monólogo hacerlo sin nada en el escenario, absolutamente nada. Fue muy interesante, porque todo el mundo, a pesar de que es la historia de una actriz con sus frustraciones. Es una historia que le toca a todo el mundo, porque todo el mundo, por supuesto, tiene sus frustraciones.

Estorino dice que en vez de Las penas saben nadar, le iba a poner Las penas saben viajar, porque viajamos, te digo la verdad, parte del mundo con ese monólogo, desde Alemania, Suecia y lugares donde yo jamás me imaginé...

Amaury. ¿Te dieron con ese monólogo el Premio ASE, en New York. ¿Ase con S, no?

Adria. Con S, que es, Asociación de Cronistas de Espectáculos. Nosotros estábamos haciendo aquí, Vagos rumores, que para mí es la obra maestra de Abelardo Estorino, que es una obra sobre (José Jacinto) Milanés.

Vinieron unas personas de Nueva York y entre ellos venía un actor, con el que yo había trabajado mucho tiempo en Teatro Estudio se llama Ricardo Barber, y me estaba localizando porque me quería ver. Yo no sabía que había venido con unos productores de teatro de Nueva York. Sencillamente me enteré que Ricardo estaba aquí, y que me estaba localizando y enseguida di con él y le dije: Hoy es la última función de Vagos Rumores y yo quiero que tú vengas, y que veas esta obra. Vino con estos productores de repertorio y ahí ellos se sentaron y hablaron con nosotros y nos dijeron que ellos querían llevar la obra a Estados Unidos. Como eso sucede con cierta frecuencia, la gente viene y te dice cosas y todo es mentira.

Amaury. ¿Y te piden currículum y todo?

Adria. Currículum y todo. Tú gastas papel, con el poco que tienes, y das y das y nada, pero bueno, esto fue cierto y nos fuimos. La diseñadora de luces, que fue Saskia Cruz, los tres actores, éramos: Alfredo Alonso, René Lozada y yo, y Abelardo Estorino. Nos fuimos para Nueva York en el 96 y entonces, en el año 97, nos invitan a Nueva York, otra vez, para recibir el premio ASE. Todos, porque todos recibimos el premio ASE y ellos pensaron que Vagos Rumores era una obra de excelencia.

Amaury. ¿En esa época tú estuviste cuatro años en Nueva York?

Adria. Estuve 96, 97, 98, 99 y 2000. Casi cinco años estuve ahí y trabajé lo que fue, es decir, lo que nosotros llevábamos, más, trabajé con Jorge Alí Triana, un director colombiano y trabajé con René Bosch, un actor cubano que lleva años en Estados Unidos, desde el año 46 él vive en Nueva York. Trabajé con directores de la Compañía de Teatro Repertorio Español, además de las obras que llevamos con Estorino. Nos ganamos una beca que se llama TCG, que es Theater Comunication Group, que es Teatro de Comunicación. Tuvimos la portada de la revista, Estorino y yo, de la revista American Theater, que es la revista de teatro más importante de los Estados Unidos. Nos dieron esta beca por, digamos, ellos hacen como una compilación de trabajos, no es por un trabajo específico, sino, por todo lo que hicimos en Estados Unidos.

Creo que para nosotros Estados Unidos fue importante, porque yo tengo tres premios más internacionales: uno en Europa y dos más en Estados Unidos, pero yo creo que el premio ASE es como el Grammy Latino, para que la gente en Cuba lo entienda.

Amaury. Adria, pero tú, aparte de estas obras que has hecho con Estorino, incluso Medea, que también es otro monólogo de Estorino ¿Han pensado ahora, al cabo de veinte  y tantos años que estrenaron Las penas saben nadar, la van a volver a poner, han pensado volverla a hacer?

Adria. Bueno, yo quería decir algo antes de hablar de Las penas saben nadar de nuevo, que es que los premios que yo he recibido en Cuba, han sido también para mí muy importantes. No solamente los internacionales, porque hay veces que a uno se le va la musa, y dice: Un premio internacional, y total, no sirven para nada. Pero bueno, los premios nacionales para mí han sido muy importantes y he recibido muchos, la verdad. Bueno, Las penas, yo creo que soy una actriz antes de Las penas y después de Las penas, la verdad.

Amaury. ¡Un monologazo!

Adria. Para mí Estorino es una de las personas que más he querido en esta vida y una de las personas más importantes en mi vida. Estorino me ha enseñado a tratar de ser mejor persona y a tratar de ser mejor actriz. Él es un inconforme y yo creo que uno en la vida tiene que ser un inconforme. Por eso creo que un verdadero revolucionario es un inconforme. Estorino es como esas personas guías en tu vida, pero además no es un guía de usted, de distancia, de diferencia, es un guía de llorar, de contarle mis problemas, de los que quizás no le cuento a otra persona. Es mi amigo, mi íntimo amigo y yo soy su íntima amiga. Nosotros nos amamos en todos los sentidos, no sexual, porque él tiene 85 años, si no yo hubiera dejado a Pablo por él y él hubiera dejado otras cosas por mí.

Amaury. Pero él ha dicho también que es tu esposo. Pablo, espérate, ella es mía también.

Adria. Él llama a la casa y dice: ¡Pablo, por favor, que quiero hablar con mi mujer!, se ponen así. Pablo le dice horrores también, pero nosotros nos queremos, nos apoyamos, nos necesitamos. Es de esas personas que tú encuentras en la vida, que estableces una comunicación casi perfecta, porque hay veces que nos fajamos mucho, nos peleamos, pero nos peleamos para mejorarnos. Es una de las personas más importantes en mi vida.

Amaury. ¿Y Osamu? Me hablaste al principio de Osamu. ¿Tú tuviste un solo hijo porque quisiste?

Adria. No, porque no había condiciones. Yo parí en el año 69, vivía en Lawton, éramos 14 personas en una casa y era difícil. Tú lo sabes porque tú estuviste tantas veces allí.

Amaury. Yo estuve muchas veces allá.

Adria. Y yo parí y Pablo tenía 17 años. Pablo y yo nos casamos, Pablo tenía 15 y yo 19.  Entonces decidimos que no se podía parir más, pero yo te voy a decir la verdad, Osamu vale por un millón.

Amaury. Es adorable Osamu.

Adria. Yo no quisiera un hijo mejor que ese, no es posible, la verdad, mi hijo, en los peores momentos de mi vida y en los mejores momentos ha estado ahí y a como dé lugar. A veces sin poder, él ha estado ahí.

Entonces yo creo que soy una persona privilegiada porque tengo un marido maravilloso, como decía alguien, que no voy a hacer esa historia porque está fuerte, es un bombón. Yo tengo un marido maravilloso, tengo un hijo maravilloso. Mi familia, mi madre, mis hermanos, todos han sido personas que me han apoyado mucho. Tengo dos nietos que los adoro. Hago lo que quiero hacer, lo que me gusta hacer. ¿Qué más?

Vivo en el país que me tocó por la libreta, pero no me importa que me haya tocado por la libreta, lo quiero. Entonces yo digo: ¡coño! ¡Qué más se le puede pedir a la vida! A lo mejor yo digo, bueno, a lo mejor me hubiera gustado hacer más cine, pero mira, ahora yo hice Casa Vieja con Léster (Hamlet) y me alegró tanto haber hecho una película con esta obra, porque es una obra de Estorino. Es una obra que conozco, es una obra que te estaba diciendo, yo hice el ISA hace dos años, o tres años que me gradué, y claro, todo el mundo me dice: Adria, usted haga un trabajo sobre la obra de Estorino, porque a mí, si alguien quiere pedirle algo a Estorino, una entrevista a Estorino, me llama: ¿Adria, usted cree que le pudiera decir a Estorino...?

Amaury. ¡Hasta yo!

Adria. Que si yo puedo hacer la entrevista a Estornino, que si yo puedo hacer la entrevista, porque él a veces. ¿Tú sabes?

Yo digo que no puedo pedirle más a la vida, yo soy un ser privilegiado, porque Pablo dice a veces, y es verdad, que cuando tú le preguntas a un cubano. Bueno, pero ¿cuál es tú trabajo diario? Dice: músico, yo soy músico. Sí, sí, pero ¿qué tu haces en el día? Yo soy músico. Porque tú no puedes hacer eso a veces en países capitalistas. Donde tú le preguntas a una persona. Ah, ¿tú eres músico? Sí, pero yo en el día soy editor o cuido abrigos en un restaurante, o soy albañil o pongo lozas o manejo un taxi, porque no necesariamente las personas pueden vivir de lo que quieren vivir y de lo que les gusta vivir y de lo que necesitan vivir. No es todo el mundo. Hay personas en el capitalismo que viven maravillosamente, no vamos ahora a decir que todos están mal. No es cierto.

Amaury. Claro.

Adria. Yo creo que nosotros aquí tenemos ese privilegio, mal que bien, con el salario mísero que tenemos, pero nosotros vivimos de lo que queremos hacer, de lo que necesitamos hacer y de lo que nos gusta hacer. Nosotros, yo y todos los que estamos aquí. Entonces yo soy un ser privilegiado.

Amaury. Bueno, ya estamos en el final del programa. Siempre, normalmente busco una manera de que el invitado me hable de Cuba. Tú has estado hablando de Cuba desde el principio hasta el final de la entrevista. Entonces yo creo que la manera más sencilla de despedirte es decirte: Gracias Adria, que es una manera de decir: Gracias, Cuba.

Adria. Gracias.

Amaury. Te adoro, mamá. Te adoro, te quiero mucho.

Adria. Además, otro privilegio es haber estado aquí.

Adria Santana y Amaury Pérez en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana y Amaury Pérez en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Arleen Rodríguez, Adria Santana y Amaury en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana y Amaury Pérez en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana y Amaury Pérez en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria y Amaury en el set de "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Adria Santana, Rafael Solís y Amaury en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Se han publicado 250 comentarios



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  • zulima dijo:

    HOLA AMAURI ME GUSTA TU PROGRAMA ES UNA VERDADERA EMOCION VER TODAS ESTAS ENTREVISTAS QUE LES HACES A ESTAS PERZONALIDADES TAN TALENTOSA DE VERAS QUE ES GRANDIOSO .

  • Sol Angel Perez dijo:

    Amaury,he seguido todos tus programas desde los inicios con Rosita Fornes, desde ese dia me di cuenta que estabamos en presencia de un espacio que nos permitiria conocer de cerca y por dentro a profesionales de las diferentes esferas de la sociedad, artistas y creadores, la etica, el buen gusto, la creatividad y el hecho de poder casi sentir que estamos ahi en la entrevista que realizas, sentirlo lo ameno y fraternal, son cosas que has logrado y que dignifica y demuestra que eres fiel seguidor de la artista mas integral de todos los tiempos Consuelito Vidal, Gracias amigo por existir

  • patricia dijo:

    Me encanta adaria Santana ella es hermosa y talentosa a mi me gusta mucho

  • el doctor dijo:

    yo que dire ayer vi a esta actriz en el hospital oncologico con un cancer generalizado terminal que tristeza, me rompio el corazon mis respeto para esa senora y que dios la tenga en la gloria siempre aun muriendose ella no deja de ser agradable con las personas que la visitan

  • patricia dijo:

    hola Amaury me gusta el programa y gracias por hacer algo ta bello tu y el equipo que trabaja contigo, me encanto la entrevista de Adria Santana , quisiera que fueran a tu programa Daysi Granados, Alina Rodriguez, aunque el programa es fantastico y se que ya esta por finalizar su primera temporada, pero para la segunda me gustaria ver a esas actrices talentosas que tiene Cuba aunque las personalidades invitadas han sido fantasticas. muchas felicidades

  • Marta dijo:

    Después de leer la noticia de la muerte de Adria en el día de hoy volví a esta entrevista, para recordar las palabras y actuar de esta magnifica actriz cubana que ha dejado su huella en nuestra cultura. No solo la pierde su familia sino todo el pueblo cubano y cuando se hable de actuación y de teatro cubano siempre su imagen estará entre nosotros

  • Ysrael dijo:

    Siento dolor, mucho dolor en haber perdido una joya de nuestra cultura, Valiente la veia cada viernes en el instituto de oncologia donde estudio una maestria, con su cabeza erguida y luchando, todos hemos perdido.......te amaremos siempre.......

  • josvany dijo:

    Adria no haz muerto.....vives en cada obra, en cada teatro, detras de cada telon que se cierra despues de un espectaculo...te necesitamos siempre

  • Diana y Liuber dijo:

    El Teatro, Cuba y Las Tunas ha sufrido una pérdida irreparable, Adria, has muerto físicamente, pero seguirás viviendo en el corazón de los que como nosotros te llevaremos siempre. Continuarás andando no solo por los escenarios, detrás de los telones, en los camerinos sino en la calle Lico Cruz y por todas las calles tuneras. Te recordaremos y siempre serás la hija de la ciudad de la escultura cubana.

  • Ysrael dijo:

    Hola Adria: meses despues de mi 1 comentario sigo escribiendo, te he vuelto a ver en la Pelicula Fabula, gracias por regalarnos casi tu ultimo trabajo y digo casi porque tu obra perdurara por siempre. Que Dios te cuide.

Se han publicado 250 comentarios



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Amaury Pérez Vidal

Amaury Pérez Vidal

Cantautor cubano. Fundador de la Nueva Trova. Ha conducido varios espacios exitosos en la televisión nacional. Ha escrito varias novelas y poemas.

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