David Alandete, El País (España)
El presidente Barack Obama, durante una entrevista con Jay Leno en su programa de la NBC. (Foto: Reuters)
Durante meses, los conservadores les han considerado fieles seguidores del presidente Barack Obama. Pero en las pasadas semanas, los presentadores y humoristas de los programas nocturnos de Estados Unidos han encontrado una nueva cantera para sus monólogos. Desaparecido George Bush, retirada Sarah Palin, en la sombra Dick Cheney, Obama es diana de críticas y bromas de todo calado.
"Ayer por la noche, la Casa Blanca organizó un homenaje a la música latina" decía esta semana en su programa de la NBC Conan O'Brien. "El presidente Obama sacudió sus caderas un poquito en la pista de baile, y en ese momento un comité en Suecia decidió concederle inmediatamente un Grammy Latino". Y siguió: "Precisamente, el Premio Nobel de economía se le concedió hoy, por primera vez, a una mujer. ¡Felicidades a Michelle Obama!".
La semana anterior, Jay Leno había dicho en su propio espacio, también en NBC: "Es realmente impresionante. Obama ha ganado un Premio Nobel de la Paz. Irónicamente, su mayor gesta como presidente hasta el momento es ganar el Premio Nobel de la Paz". Y Bill Maher añadía, en la HBO: "Después de ver todos esos carteles con la cara de Obama con el bigotito de Adolf Hitler en las manifestaciones, tenemos una prueba segura de que Obama no es como Hitler. Cuando Hitler quiso conseguir unas olimpiadas, se las dieron".
Este viraje ha atraído la atención de los grandes diarios nacionales. El New York Times titulaba el pasado sábado 10 de octubre: "Otro gran lío: los cómicos la toman con Obama". El Los Ángeles Times detectaba el 12 de octubre un giro entre ellos, "de aclamadores a críticos". Así es. Ni siquiera los intentos por parte de Obama de mantener imagen de humilde entre los reyes de la noche televisiva han funcionado.
En el discurso que pronunció tras anunciar que aceptaría el Nobel, el pasado 9 de octubre, el presidente dijo: "Bueno, no esperaba levantarme de este modo hoy. Después de enterarse, Malia
me dijo: Papá, has ganado el Premio Nobel de la Paz y es el cumpleaños de Bo
[el perro de la familia]. Sasha añadió: Y tenemos un puente de tres días por delante". Ni siquiera las bromas familiares aplacaron las burlas.
Incluso el espacio en el que Tina Fey hizo de las entrevistas electorales de Sarah Palin un bochorno nacional en las elecciones de 2008, Saturday Night Live, la ha tomado con el presidente. El actor que le encarna, Fred Armisen, dijo recientemente, caracterizado de Obama: "Cuando te fijas en mi historial está muy claro lo que he hecho hasta ahora... ¡Es decir, nada!".
Los ataques, comparados con el escarnio al que era sometido Bush permanentemente, son, sin embargo, suaves. Y el legado de Bush todavía pervive, meses después de su marcha. Al menos en las bromas de los monólogos. Y si no, que se lo digan a David Letterman, que esta semana dijo en su programa de la CBS: "Hillary Clinton, secretaria de Estado, ha anunciado que se jubilará y que no se presentará a la presidencia de nuevo, a diferencia de George W. Bush, que se jubiló el mismo día que fue elegido presidente".