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The New York Times: Los ciberataques pueden causar graves daños contra objetivos civiles (+ Video)

Artículo de The New York Times titulado: "Detención de un plan en el 2003 contra Iraq ilustra temor de EEUU. por riesgos de la Ciberguerra", firmado por John Markoff y Thom Shanker y publicado el 2 de agosto de 2009.

Original en Inglés: "Halted '03 Iraq Plan Illustrates US Fear of Cyberwar Risk"

Traducción: Cubadebate

Hubiera sido el de mayor caso de sabotaje en la historia. En 2003, el Pentágono y las agencias de inteligencia norteamericanas planearon un ataque cibernético para congelar miles de millones de dólares en las cuentas bancarias de Saddam Hussein que habrían paralizado el sistema financiero de su gobierno, meses antes de la invasión de Estados Unidos a Iraq.  La idea era que, sin dinero para la guerra no habría suministros, ni dinero para las tropas.

"Sabíamos que podíamos intervenir los sistema, gracias a las herramientas que teníamos", dijo un alto funcionario que trabajaba en el Pentágono cuando el plan, altamente clasificado, fue desarrollado.

Pero el ataque no tuvo luz verde. Funcionarios de la administración Bush temían que los efectos no se limitarían a Iraq, sino que crearían un caos financiero en todo el mundo, comenzando por todo el Oriente Medio hasta Europa y que este tal vez tocara los Estados Unidos.

Los temores de esos daños colaterales se encuentran en el centro del debate que está conduciendo la administración Obama, en su esfuerzo por mantener el liderazgo del Pentágono en el desarrollo de normas y tácticas para llevar a cabo ataques en el ciberespacio.

Si bien la administración Bush estudió seriamente la viabilidad de los ataques contra las redes informáticas, la administración de Obama es la primera en elevar como tema de primera categoría la ciberseguridad -tanto la defensa de los Estados Unidos, como el ataque a las redes de los adversarios-, al designar para este asunto un director de la Casa Blanca, cuyo nombramiento se espera en las próximas semanas.

Pero altos funcionarios de la Casa Blanca siguen preocupados por los riesgos del daño "no intencionado" a los civiles y a la infraestructura civil en un ataque contra las redes de computadoras, hasta el punto de rechazar cualquier comentario oficial sobre el tema. El Departamento de Defensa y altos oficiales militares y funcionarios que participan directamente en la planificación del Pentágono para el nuevo "cibercomando" reconocen que el riesgo de daños colaterales es uno de sus principales preocupaciones.

"Estamos profundamente preocupados por segundos y terceros efectos de determinados tipos de operaciones de red, así como por las leyes que determinarían este tipo de guerra, que solo se justificaría si los ataques son proporcionales a las amenazas", dijo un alto funcionario.

Este funcionario, que al igual que otros habló a condición de anonimato debido a la naturaleza clasificada de los trabajos, también reconoció que estas preocupaciones disuadieron a los militares de no llevar a cabo una serie de propuestas de misiones.

En las entrevistas en las últimas semanas, varios de los actuales jubilados y funcionarios de la Casa Blanca y del Pentágono, tanto civiles como militares, ilustraron por qué esta cuestión es tan difícil.

Aunque el ataque a del sistema financiero digital iraquí no se llevó a cabo, el ejército norteamericano y sus socios en los organismos de inteligencia recibieron total aprobación para paralizar el ejército de Iraq y los sistemas de comunicación del gobierno en las primeras horas de la guerra en 2003. Se aseguraron de que el ataque no produciría daños colaterales.

Además de la voladura de torres de transmisión para los celulares y redes de comunicaciones, la ofensiva incluyó interferencia electrónica digital y ataques contra las redes telefónicas de Iraq. También se estableció contacto con funcionarios de las empresas internacionales de comunicaciones por satélite que proporcionaron las frecuencias para la cobertura de teléfonos móviles, después de ser alertadas de las posibles interferencias en Iraq y pedírseles su asistencia en apagar algunos canales.

Los funcionarios reconocieron ahora que la ofensiva en las comunicaciones logró interrumpir temporalmente el servicio telefónico en los países próximos a Iraq que compartían su sistemas de telefonía celular por satélite y otros sistemas de telefonía. Sin embargo,  se logró limitar el daño y esto fue considerado aceptable por la administración Bush.

Otro caso tuvo lugar a finales de 1990, según un ex militar investigador. Este militar norteamericano atacó la red de telecomunicaciones serbias, lo cual afectó accidentalmente el sistema de comunicaciones por satélite Intelsat, cuyo servicio se vio obstaculizado por varios días.

Estas misiones, que siguen siendo altamente clasificados, son estudiadas hoy en día por la administración de Obama y el Pentágono para avanzar en nuevos ámbitos de ciberoperaciones.

Las fuentes indicaron que sobre este tema se conocieron previamente muy pocos detalles, salvo una mención de la propuesta de una ofensiva contra la red digital de los sistemas bancarios y financieros de Iraq, que apareció sin muchos detalles en Newsmax.com, un sitio web de noticias, en el 2003.

El Gobierno ha evocado los albores de la era nuclear, cuando las cuestiones de eficacia militar, la legalidad y la moralidad partían de evitar que las radiaciones se propagaran a la población civil desde cualquier zona de combate.

"Si usted no sabe las consecuencias de un contragolpe contra terceros inocentes, se le  hace muy difícil autorizar uno", dijo James Lewis, un especialista en cibernética en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.

Sin embargo, algunos estrategas militares argumentan que estas incertidumbres han llevado a un exceso de cautela por parte de los planificadores del Pentágono.

"Los políticos son muy sensibles a los daños colaterales de las armas virtuales, pero no lo suficientemente sensible a los daños causados por las armas convencionales", dijo John Arquilla, experto en estrategia militar en la Escuela Naval de Posgrado en Monterey, California.  "Los ciberguerreros son frenados por muy restrictivas normas de intervención. "

A pesar de las analogías que se han establecido entre las armas biológicas y las ciberarmas, el Sr. Arquilla sostiene que "las ciberarmas son perjudiciales, pero no letales."

Esta opinión es cuestionada por algunos expertos jurídicos y técnicos.

"Es prácticamente seguro que habrá consecuencias no deseadas", dijo Herbert Lin, un científico en el Consejo Nacional de Investigación y autor de un reciente informe sobre la ofensiva cibernética. "Si usted no sabe lo que un equipo que ataca está haciendo, usted puede hacer algo malo".

Mark Seiden, un experto de Silicon Valley especializado en seguridad informática que fue co-autor del informe del Consejo Nacional de Investigación, dijo: "Las posibilidades son muy altas para que, inevitablemente, alcancen objetivos civiles - el peor de los casos podría ocurrir en un hospital que dependa de una red para mantener vivos a seres humanos".

Y aunque con este tipo de ataques es poco probable que aparezcan cráteres humeantes, los ataques a las comunicaciones electrónicas y redes de centros de datos podrían tener consecuencias más amplias que también amenazan la vida, como la desactivación de las redes eléctricas y otras infraestructuras críticas, como plantas de tratamiento de agua, cada vez más controladas por redes de computadoras.

A lo largo de los siglos, se han establecido en la práctica ciertas normas que rigen la guerra, así como documentos jurídicos oficiales -los Convenios de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas. Estas leyes establecen cuándo es legítimo ir a la guerra, cuáles son las normas formales para que cualquier tipo de conflicto pueda ser librado.

Dos límites militares tradicionales ahora se están aplicando a la ciberguerra: proporcionalidad, que es una norma que, en términos del profano, sostiene que si usted me da una bofetada mí, yo no puedo volar su casa, y daños colaterales, que requiere que los militares limiten a toda costa las muertes de civiles y las lesiones.

"La ciberguerra es problemática desde el punto de vista de las leyes de la guerra", dijo Jack L. Goldsmith, profesor de la Escuela de Leyes de Harvard. "La Carta de las Naciones Unidas, básicamente, dice que una nación no puede utilizar la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier otra nación. Pero, ¿qué tipo de ataques cibernéticos clasifican para la definir aquí la palabra fuerza? Eso es una pregunta difícil, porque la fuerza no está claramente definido."

Cibercomando

El Secretario de Defensa de los Estados Unidos Robert Gates ordenó oficialmente la creación de un nuevo comando militar para el ciberespacio, bajo la autoridad del General Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

Qué: Se trata de la militarización del espacio cibernético para tener el control de las redes informáticas nacionales e internacionales.

Cuándo entra en operación: octubre 2009

Dónde estará su sede: Fort Meade, en Maryland.

Pretexto: "Nuestra creciente dependencia del ciberespacio, junto a una creciente variedad de amenazas y vulnerabilidades, añade un nuevo elemento de riesgo para nuestra seguridad nacional", dijo Gates

Cómo: El Comando va a controlar 15 000 redes militares y sus siete millones de computadoras, además de computadoras del ámbito civil y redes privadas en los Estados Unidos.

Interesante video (en Inglés) que explica en detalles cómo Estados Unidos pretende desatar la ciberguerra.