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Balanza inclinada en Cuba hacia energía renovable

Prensa Latina

Envuelta en una Revolución energética hace casi un lustro y sintiendo en su espalda los soplos de la crisis financiera y económica mundial, Cuba inclina hoy su balanza hacia el uso de la energía renovable.  Aunque todavía con un aporte muy pequeño en comparación con el de las plantas termoeléctricas que utilizan el gas oil (petróleo), estudios cubanos aseguran que el uso de la fuerza del viento y del agua aportaría el equivalente de las nueve usinas térmicas del país.  De las potencialidades de dos mil megavatios (MW), unos mil 200 están relacionados con la energía eólica, de acuerdo con la investigación en la que participaron diversos organismos, incluida la Empresa de Ingeniería y Proyectos para la Electricidad (INEL).  Para el especialista de INEL Guillermo Leiva existen posibilidades de aprovechar la fuerza del viento en la costa norte de toda la isla, especialmente en las zonas central y oriental.

De llevarse a cabo las inversiones correspondientes, el país podría ahorrar más de 806 mil toneladas de combustible equivalente al año, y se dejarían de emitir a la atmósfera 1,9 millones de toneladas de dióxido de carbono, significó.    El año pasado casi 200 mini hidroeléctricas y los parques eólicos de Gibara, a más de 700 kilómetros al este de La Habana, y la Isla de Juventud, 200 kilómetros al sur de esta capital, generaron 146,5 gigavatios (GW) de los 17 mil 661 producidos.

Aunque la cifra creció en el último decenio, aún su aporte es ínfimo en relación con el uso de petróleo y gas en el balance energético del país, que en el primer cuatrimestre de 2009 elevó su consumo de combustibles fósiles.    De acuerdo con datos suministrados por el ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, de enero a abril de este año se consumieron 40 mil toneladas de petróleo por encima de lo planificado, lo que de mantenerse provocaría el egreso de unos 100 millones de dólares.

Tales consumos podrían ser mayores en momentos en que el precio del barril de crudo ronda los 70 dólares y podría llegar a 80.

Esa situación obligó al gobierno a implementar un plan de restricciones en el consumo eléctrico en el sector estatal para evitar los cortes del servicio.

A ello se suman las campañas para promover la conciencia de ahorro, especialmente durante el verano cuando las altas temperaturas disparan el uso de ventiladores, refrigeradores y equipos de climatización.

Con ese panorama de fondo el uso de las pequeñas hidroeléctricas adquirió un mayor peso específico al facilitar que la isla caribeña ahorrara de enero a mayo pasado unas 12 mil toneladas de petróleo equivalente con lo que benefició a más de 35 mil cubanos residentes en zonas de difícil acceso.

Diversas investigaciones aseguran que con la introducción de nuevas tecnologías y la reanimación de otras, el sistema hidroenergético podría ser más eficiente y extenderse, si se aprovechan mejor el millar y medio de presas, micropresas, ríos y canales existentes.

La isla caribeña también emprendió en 2005 un programa de sustitución de equipos electrodomésticos obsoletos y altamente consumidores de electricidad y el cambio de luminarias con el propósito de reacomodar su factura eléctrica.

Cuba sustituyó 1,3 millones de lámparas incandescentes por otras fluorescentes más eficientes como parte de un programa iniciado en 2007 que incluye su destrucción sin afectar el medio ambiente.

El especialista de la dirección de Uso Racional de la Energía de la Unión Nacional Eléctrica, Maikel Hernández, señaló que el cambio de las bombillas de 40 vatios por otras de 32 significó el ahorro de 141 millones de kilovatios  hora cada año.

De este modo, la isla caribeña enfoca sus planes energéticos futuros apoyada en el predominio de fuentes renovables y en el ahorro con el propósito de proteger su economía y el medio ambiente.