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A la Sra. Clinton

Ibis Alvisa González

SAN SALVADOR.-Leyendo el Diario de Hoy de El Salvador del 1ro de junio, encontré el artículo de opinión de la actual Secretaria de Estado, la Sra. Hilary Rodham Clinton, que me llevó a repasar la historia de “Nuestra América”, esa de la que José Martí habló tantas veces y cuyos límites marcan el Río Bravo al norte y la Patagonia al sur.

La Secretaria de Estado hizo más visibles que nunca las evidentes contradicciones entre el panamericanismo y el latino americanismo, tempranamente advertidas por Bolívar, Martí, y otros tantos próceres de nuestras independencias, las mismas que ahora Fidel retoma en sus reflexiones de forma permanente.

Durante todo el siglo XX y lo que va del siglo XXI, las luchas de nuestros pueblos y de los gobiernos progresistas de la región, han estado centradas en resolver los problemas sin la participación de los norteamericanos. En la práctica, nuestra historia más reciente ha marcado su propio curso a través de las Cumbres Iberoamericanas y otros cónclaves regionales en los cuales Washington no participa.

En contraposición con este espíritu soberano que se va expresando cada vez más abiertamente en la región, La Casa Blanca ha lanzado en diferentes momentos propuestas paliativas para enmascarar sus verdaderas intenciones hegemónicas e imperialistas; recordemos la “Alianza para el Progreso” en la que la zanahoria encubría al garrote; la Cumbre de las Américas y con ella la llamada “Iniciativa para las Américas”; los Tratados de Libre Comercio en los que Washington ha dejado sin responder ¿libres para quién?.... por sólo mencionar los más cuestionados por su falacia e inoperancia.

Hoy Usted sigue impulsando la estrategia lanzada por su presidente Barack Obama en Panamá y retoma la idea del Programa “Caminos para la Prosperidad” de la cual se ha dicho poco, a no ser que busca “ir más allá de la integración comercial”. Sería bueno que meditemos qué integración nos puede ofrecer los EE.UU. cuando históricamente lo que han intentado es absorbernos y/o anexarnos. ¿O es que nuevamente los EE.UU. perciben el rechazo latinoamericano a su persistente injerencia e intentos de dominación?

Lo que ni Usted, ni Obama, ni los grupos de poder de su país quieren reconocer es que nuestros pueblos y los gobiernos progresistas de la región están planteándose desde hace mucho rato, la necesidad de propuestas alternativas a ese panamericanismo que nos han querido imponer, vendiéndonos espejos como oro.

Chávez, con su Banco Sudamericano, la idea de la globalización de la solidaridad expresada por Fidel que hoy recorre Latinoamérica con el “Yo si Puedo” que dignifica a los iletrados, otorgándoles su derecho a leer y a escribir, que le recupera la visión a los humildes que no pueden pagarse una operación de cataratas o de terigium, a través de la “Operación Milagro” o que ayuda a combatir las enfermedades y a mejorar los niveles de salud de nuestros pueblos a través del Programa Integral de Salud (PIS) y la presencia internacionalista de médicos cubanos en nuestros países, por sólo citar algunos ejemplos.

La disposición de las mayorías a defender la soberanía y la forma en que se han desarrollado los debates de los gobiernos con los EE.UU. (recordemos el magistral discurso del Presidente Daniel Ortega en la reciente Cumbre de las Américas, las denuncias del presidente de Bolivia Evo Morales, entre otros), son una muestra clara y fehaciente, Sra. Clinton “de que esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar,” de que los tiempos han cambiado y nuestros pueblos no están dispuestos a seguir subordinados a los designios del imperio.

Lamento mucho que no haya entendido lo que sucedió en El Salvador en las recientes elecciones que llevaron al FMLN al gobierno, y no al poder. Para llegar al poder, Sra. Clinton, hacen falta reformas mucho más radicales y profundas en la estructura de la sociedad salvadoreña que tardarán en producirse y que serán ¡única y exclusivamente decisiones de ese pueblo!

Hoy, lo que se está planteando el gobierno del FMLN es única y exclusivamente reconstruir el país, devolviéndole algunos de los derechos que debían tener sus ciudadanos y que les fueron arrebatados por los gobiernos areneros que Uds. durante tantos años apoyaron y financiaron.

Estamos hablando Sra. Clinton, de mejores condiciones de vida, salud, educación, trabajo, lucha contra la corrupción, pero con serias limitaciones económicas, con una crisis financiera mundial que los afecta enormemente por tener una economía dolarizada y ser única y exclusivamente exportadores de seres humanos que se juegan la vida atravesando sus fronteras. ¿Por qué Sra. Clinton, en lugar de ofrecer espejos como oro, no respetan los derechos de los inmigrantes y solucionan las causas de la inmigración de nuestros pueblos?

Sería muy ingenuo de su parte tratarnos de convencer de que lo que se produjo en ese país fue una “transferencia de poder pacífica” entre ARENA y el FMLN… ¡No. Sra. Clinton¡, Ud. de un plumazo no puede pretender obviar la lucha de tantos años del pueblo y del FMLN a favor del cambio, contra el modelo neoliberal impuesto por más de 20 años que ha significado una agudización de los problemas sociales y económicos de ese país, de los cuales los EE.UU. es uno de los principales responsables.

Ud. no puede ignorar la cantidad de dinero que ARENA recibió de los grupos más reaccionarios de su país y de otros partidos de derecha de la región para amedrentar con campañas sucias y mentiras al pueblo; Ud. no puede desconocer que por primera vez el pueblo salvadoreño junto a su partido, el FMLN, tomó las calles por asalto y defendió su derecho al voto y a las urnas.

Ud. no puede mediatizar o quitarle importancia a la lucha que ha mantenido de forma heroica el pueblo salvadoreño, por respeto a los caídos y a los hombres y mujeres dignos de ese “Pulgarcito de América” que se ha levantado como un gigante para defender el cambio, ¡respételo Sra. Clinton¡ Claro, que para ello es indispensable primero que conozca su historia.