En lugar de costosos y elaborados disfraces con brillantes lentejuelas, en el Carnaval de este año se esperan atuendos más asequibles con bigotes falsos, sombreros y tiaras. Los aficionados al Carnaval buscan gangas antes de la mundialmente famosa fiesta de Río de Janeiro, que está a punto de comenzar en medio de una prolongada crisis económica que está afectando a los bolsillos. (Fuente Associated Press)
Guillermo Tell
Casi nada en este mundo parece capaz de frenar la alegre disposición de los brasileros a disfrutar de su más popular y genuino acontecimiento cultural, para el que los participantes directos se preparan durante todo un año, derrochando afanosamente entusiasmo, ingenio y creatividad.
Pero a juzgar por la información de referencia, las espectaculares jornadas en el sambódromo de Rio de Janeiro, pueden verse opacadas en el ángulo de los ingresos generados como negocio, y para el que muchos invierten confiados en resarcirse y obtener ganancias. Según se señala, todavía hay boletos disponibles para los desfiles, los patrocinadores decidieron no financiar fiestas callejeras se espera que los hoteles estén más vacíos que el año pasado y descendieron las ventas de disfraces.
Bajo el sino de la crisis económica, con una tasa de desempleo que ronda el 12 por ciento, los salarios de funcionarios demorado durante meses, las protestas violentas se han vuelto habitual, mientras el parlamento local encara nuevas medidas de austeridad. Hasta la policía amenaza con ir a la huelga, sembrando preocupación sobre la seguridad, lo que se suma al malestar por los escándalos políticos de la era Temer.
Aun así, una aficionada apuntó que este año no será fácil gastar en los carnavales, pero es peor que no los haya.