Cuatro meses después del derrumbe de la fábrica textil bengalí Rana Plaza, las familias de las víctimas y los heridos continúan esperando una compensación económica por parte de las multinacionales que todavía no ha llegado (Fuente: El diario.es).
Guillermo Tell
Tropas de salvamento rescatan las víctimas del derrumbe en Rana Plaza. Foto: Archivo
Sepultado al igual que las mil 127 víctimas mortales de aquella tragedia, ahora por la avalancha de otras noticias de cintillos, pasó casi inadvertido, a hurtadillas, el ejercicio de mezquindad de famosas multinacionales responsables de las inhumanas e inseguras condiciones laborales bajo las cuales pobres obreros, miserablemente pagados apenas sostenías sus familias.
Acaso el apagar el foco de atención mediática hacia negociaciones que se intentaron entablar en Ginebra se deba a que se trata de posicionadas firmas comerciales como Inditex, Mango o Carrefour, que simplemente optaron por dar la espalda a estas discusiones, mientras El Corte Inglés y Primark se mantuvieron regateando lo que por justicia deben tributar. Una de las ausencias clave fue la de Benetton, que ha dicho que se centrará en "el trabajo directo con los afectados por el desastre", lo que se traduce en el reparto de limitadas dádivas, típicas de tiburones de la industria, nunca dispuestos a perder.
Monika Kemperle, secretaria general de sindicato IndustriALL, adscripto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunció las "promesas vacías y las mentiras" de algunas multinacionales para evitar hacer frente al pago de unas indemnizaciones que no supondrían más que un "porcentaje ínfimo de su facturación" multimillonaria.
Ninguna de ellas desea perder el brillo de sus marcas de confecciones exhibidas en vitrinas y marcadas con altos precios, ya de por si empañadas por un trasfondo maquilador de explotación y muerte en los países subdesarrollados del sur.