El presidente chileno, Sebastián Piñera, dijo hoy en España que su gobierno conservador buscará otorgar beneficios de excarcelación a violadores de los derechos humanos. La propuesta, pedida por sectores del oficialismo y rechazada por la oposición de centro izquierda, sería presentada dentro de una iniciativa general para liberar a unos 10.000 reos en cuatro años. (Fuente: agencia DPA)
Guillermo Tell
Piñera sacó de la manga una carta oculta, aunque no sorpresiva si recordamos que desde su campaña electoral por la presidencia como la apuesta de la derecha chilena había levantado fuertes resquemores por sus conectos comprometedores con el régimen de Pinochet. Y además se desdijo de su aparente rechazo hace ocho meses, recien estrenado en la silla ejecutiva, a una intensa gestión en pos de ese tipo de indulto promovido por la cúpula de la iglesia católica. Ahora, atrapado en dobleces opta por un lenguaje de corte humanitario y de compasión por octogenarios a los que en su momento no les templó el pulso para torturar y asesina y nunca manifestaron arrepentimientos.
De acuerdo con las anunciadas intenciones, el sensitivo tema se llevará al Congreso, lo que en opinión de la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro, no sorprende por tratarse de una jugada cantada desde el primer día del gobierno actual, "un descaro una inmoralidad",
y en ese sentido recordó que hasta el día de hoy "las Fuerzas Armadas siguen pagando los honorarios de los abogados de estos criminales". La afrenta a las víctimas de la dictadura chilena y de este capítulo de la siniestra Operación Cóndor fraguada desde Washington está en camino.
Todo un intento de indulto a la impunidad, a favor de la desmemoria histórica.