Los negocios tapiados con tablas y los restaurantes abandonados le dan a partes de Ciudad Juárez una apariencia fantasmal mientras el crimen organizado estrangula la actividad económica. Ahora, al acercarse las Navidades, los gánsteres han escogido un nuevo objetivo, los humildes profesores de escuela. (Fuente: News Service)
Guillermo Tell
México masacre. AFP PHOTO/Johan ORDONEZ
Tan cerca de Estados Unidos, hacia donde van las drogas para un mercado insaciable y desde donde llegan las armas asesinas, la ciudad fronteriza mexicana, la de los homicidios de mujeres, alcanza ahora pavorosos niveles de desquicie, al incluirse a los educadores en la mira de amenazadoras extorsiones.
Con toda impunidad el incontrolable poder de las pandillas surgidas de ese tráfico mutuo, se manifestó hace una semana incendiando un centro preescolar, como advertencia a los maestros, que ganan modestos salarios, por "no pagar" con sus bonos de Navidad o hasta con cualquier otra cuantía superior "por el bien de los niños".
Como consecuencia de ello, las escuelas han cobrado apariencia de prisiones, rodeadas con alambradas en lo alto de las paredes de concreto, sin que evitara que padres sacaran a miles de sus hijos de allí, a falta de contragolpes certeros contra los prepotentes gansters.