Excluidos de la Unión

La decisión ejecutiva ha levantado revuelo político en un país ya sacudido por protestas obreras y algunos escándalos financieros en altas esferas, puesto que las críticas formuladas a la medida apuntan a desnudar un doble discurso en cuanto al presunto ideario de una Europa para todos los europeos. Por lo visto el pueblo romani, llamado despectivamente gitano, y tratado como paria, a juzgar por los hechos, no clasifica para gozar de la plena libertad de circulación ciudadana por el tan proclamado espacio común y que para el caso de esa específica población transhumantes al menos debería respetarse una moratoria establecida por la propia Francia y vigente hasta finales de 2011.

Previo a las expulsiones de familias enteras con destino a Bulgaria y Rumania, miembros de segunda clase de la Unión, cuerpos policiales han desmantelado 50 campamentos de romaníes, en la aplicación de una ofensiva lanzada por Sarkozy el 28 de julio pasado para reducir en tres meses la mitad de esas instalaciones.

Voceros oficiales han dicho que se trata de un "retorno voluntario" a esos países, a cambio de un billete de avión y 300 euros. Pero entre la sociedad civil o los partidos de izquierda, se consideran actos de "racismo" y "xenofobia", lo que también se rechazan cada vez más en el exterior, quien sabe si por el temor que tal vez consista en un ensayo para otras futuras "limpiezas" étnicas.