¿Crisis de seguridad?

El auge del crimen organizado, los robos, secuestros y extorsiones han escalado a tales niveles en México, que el dramático llamado formulado por el mandatario  puede  interpretarse como el  reconocimiento oficial  tácito de que el país enfrenta una gravísima crisis de seguridad, que requiere un esfuerzo coordinado de todas las fuerzas políticas, convocadas para forjar una política de Estado al respecto y examinar posibles soluciones para la creciente intranquilidad ciudadana. Hasta ahora el gobernante Partido Nacional, el Revolucionario Institucional, el de la Revolución Democrática, el Verde Ecologista, del Trabajo y Convergencia se han mostrado dispuesto al diálogo emergente.

Calderón admitió las críticas a su administración por los resultados en el combate a la delincuencia, que a juzgar por el diario acontecer noticioso, invade todos los espacios y esferas de la vida social e institucional, como se expresa en continuos reportes de hechos de violencia, protagonizadas sobre todo por los carteles de la droga, desde hace tiempo sumamente incentivados por el mercado estadounidense de consumidores, del "buen" vecino que arma a los capos y a su vez persigue con saña a los inmigrantes mexicanos. En este contexto ha florecido la corrupción entre policías y autoridades carcelarias cómplices, encausados muchas veces por la Procuradoría General, que se añade a los vaivenes del escenario socioeconómico bajo la impronta globalizadora ultraliberal.

¿Será por ahí por donde se encaminará la convocatoria para "aunar esfuerzos y voluntades" en pos de una estrategia de seguridad?