En un comunicado, la oficina del presidente afgano, Hamid Karzai, confirmó que el mandatario ha ordenado una investigación sobre la muerte "esta mañana" de un "número de civiles" en el distrito de Khogayani, situado en la provincia oriental de Nangarhar. (Fuente: EFE)
Guillermo TellApenas transcurrieron 24 horas de que el flamante jefe de las fuerzas ocupantes de Arganistán, general David Petraeus, anunciara a bombo y platillo nuevas directivas "tácticas" para reducir las muertes de civiles por parte de la OTAN, y ya el propio presidente de ese país, Hamid Karzai, se quejaba de que otros lugareños, entre diez u once, perecían bajo un bombardeo desatado por los intervencionistas, y ordenaba la respectiva investigación sobre los acostumbrados hechos de esta naturaleza.
El fingido reparo de Petraus nunca se hubiera convertido en materia mediática lanzada a los cuatro vientos, sin las revelaciones de la página web Wikileaks que puso en evidencia a partir de documentos secretos de las propias fuentes ejecutoras lo que desde hace nueve años de invasión militar se viene denunciando: el número creciente y constante de las llamadas víctimas colaterales, aldeanos en su inmensa mayoría, con harta frecuencia familias completas, mujeres, niños, ancianos.
Reparemos a su vez que el encumbrado general limitas sus pautas a las "tácticas" de guerra, y deja fuera toda consideración humana, si de simples afganos se trata, un total de 1,074 sólo en el primer semestre del año que corre. En fin de cuenta apenas son consideradas por los estrategas del Pentágono como números fríos en las previsiones bélicas. Son los muertos civiles de cada día. Amen.
