El ministro de Trabajo francés, Eric Woerth será interrogado por la policía sobre sus vínculos con la heredera de L'Oreal y tercera fortuna de Francia, después de que el miércoles lo fuera su mujer, en un entramado de escándalos que desde hace semanas desgasta al gobierno de Nicolas Sarkozy. (Fuente: AFP)
Guillermo TellFamosa por su demandada perfumería, Francia se encuentra sumergida en un escándalo político y financiero, con una de las fragancias cuyos incómodos aromas llegan hasta el ejecutivo palacio de los Eliseos. La famosa firma L´Oreal, y su multimillonaria heredera Liliane Bettencourt, aparece en el vórtice de una enredada trama, en la que se le señala contribuyendo financieramente a la campaña del ahora presidente Nicolas Sarkozy, en 2007.
El caso ilustra los entrecijos de las turbias relaciones entre la potentada clase industrial y los políticos a su gusto, pués no en balde ni mucho menos casual, el ministro convocado por la policía, es el tesorero del partido en el poder, y su esposa estuvo contratada como asesora financiera de la propietaria perfumista, en lo que se considera "un conflicto de intereses".
Pero quien sabe si en lugar de eso último se trate de un pacto de intereses, toda vez que Bettencourt enfrenta cargos de presunto fraude fiscal por cuentas en bancos suizos no declaradas, que habría cometido justo cuando años atrás Woerth ocupaba la cartera del Presupuesto y Cuentas Públicas.